lunes, 25 de marzo de 2013

Desgraciados

Propiamente hablando "desgraciado" es el que carece por completo de gracia. La palabra tiene varias acepciones en el castellano moderno:



-Que padece desgracias o una desgracia.

-Desafortunado.

-Desagradable.

-Dicho de una persona: Que inspira compasión o menosprecio.

-Perverso, ruin, miserable.





Si el santo es el modelo de individuo con gracia (don, carisma, suerte), el desgraciado es su opuesto natural, es decir, se trata de una persona sin gracia (desagradable), sin suerte (desafortunada) y sin bondad (perversa). Mientras el santo es dadivoso en cuerpo y alma, el desgraciado es enervante. ¿Qué es enervante? Veamos: Raíz (s)nedu- (tendón, nervio). Procedente del latín nervus. Significa "Debilitar, quitar las fuerzas". Enervante o enervador es adjetivo que se aplica a todo aquello capaz de restar las fuerzas o el coraje a alguien.   




Por medio del contactus el taumaturgo o santo transfería fuerza benéfica, mientras que el mago maléfico transmitía fuerza maléfica por el contagius. El contagio puede ser inquinans, si el alma es maligna y mancillante; enervans, si produce la pérdida de la propia fuerza y su traspaso a quien ha entrado con él en contacto. Dicho de otro modo, el desgraciado absorve consciente o inconscientemente la energía de la víctima en beneficio propio, eso sí dejando a la otra persona enervada o enferma. En contraposición al santo, algunas brujas perversas traían mala suerte, maldecían, echaban el mal de ojo etc. La palabra strige definía a la bruja que secuestraba niños para chuparles la sangre, no es casualidad que el mismo término se emplease en el este de Europa para los vampiros y los brujos. Por otro lado nosferatu (literalmente "transmisor de enfermedades") es en griego vampiro.





En conclusión podemos afirmar que el desgraciado es alma mala y vampírica, un arquetipo histórico. Es más cotidiano de lo que pudiera parecer: todos hemos conocido gente que da "mal rollo" y te dejan molido con la moral por los suelos, coloquialmente se llaman "palizas" (te quita la soledad pero no da compañía). El desgraciado carece de amigos verdaderos, los que se relacionan con él son normalmente familiares, lerdos y conocidos del trabajo, más por intereses o circunstancias que por afecto. Los desgraciados suelen evitarse entre sí ya que polos del mismo signo se repelen. Sin embargo adoran ser el centro de atención entre la muchedumbre, cosa que les permite recargar las pilas.




Su actitud vampírica le inclina al robo de modo inevitable pues su alma se nutre del expolio. El desgraciado no es una víctima de la sociedad o un perturbado: Es así porque es así. Cuídese el lector por su bien de tratarlos a menudo a menos que sea inevitable. Recuerde que lo malo nunca trae nada bueno...




jueves, 14 de marzo de 2013

Lugares de culto

Es de acuerdo general que laicos, monjes y sacerdotes se han decantado desde siempre por lugares especiales para rendir culto, orar o incluso habitar. Con frecuencia a medida que pasaban los milenios, diferentes culturas religiosas decidieron seguir sus ritos en los mismos lugares ancestrales de siempre. Así por ejemplo es conocido que sobre muchos fanos romanos se construyeron iglesias cristianas, para ser posteriormente sustituídas por mezquitas musulmanas, que una vez reconquistadas volvían a cristianizarse. La razón de ello de se debe a que cuando una población está habituada a acudir a determinado lugar no es fácil cambiarlo por otro y que sea fiel a las creencias del conquistador, cosas del sincretismo religioso.






Existe, sin embargo, otro motivo más importante para evitar cambiar un lugar de culto como aquel que traslada una tienda de un lugar a otro: Eran lugares de poder. No es casualidad que las mediciones energéticas realizadas reciéntemente en estos lugares dan unos niveles altísimos, es el caso de las pirámides de Egipto, Stoneage, la catedral de París, y un largo etcétera. Muchos investigadores han comprobado que en estos lugares es mucho más fácil entrar en trance, sanar, rezar o relajarse. Por otro lado la costumbre de consagrar un lugar específico (y objetos) por parte del sacerdote es un acto común en todas las culturas del mundo desde hace milenios. En castellano tenemos unas cuantas palabras para designar los lugares de culto, así que vamos a ello.






Abadía: Del latín abbas, abbattis, y éste del arameo abba "padre", pasando por el griego; "abate" es variante de empleo afrancesado o italianizante. Así que lógicamente "abadía" es donde vive el abad. "Abad" se empleó principalmente para denominar a los superiores de algunas órdenes de monjes cristianos como fueron por ejemplo en España la de San Basilio, San Benito y San Bernardo.







Basílica: Del latín basilica "especie de lonja" (edificio que el cristianismo al triunfar aprovechó para construir las antiguas iglesias), y éste del griego basilikós "perteneciente al rey, al estado", derivado de basiléus "rey". Era un edificio público que servía a los romanos de tribunal y de lugar de reunión y de contratación. Posteriormente iglesia notable por su antigüedad, extensión o magnificencia, o que goza de ciertos privilegios, por imitación de las basílicas romanas.







Capilla: Del latín tardío capella "oratorio, capilla", empleada desde principios del s.VII, propiamente "capa pequeña", por alusión al pedazo de su capa que San Martín dio a un pobre y al oratorio que se erigió donde guardaban esta reliquia. En el cristianismo la capilla se situa contigua o separada al cuerpo de la iglesia, con advocación particular a un santo. Capilleja es diminutivo de capilla, mientras que el capellán es el sacerdote que asiste a una capilla u oratorio para dar misa. Dado su reducido tamaño las capillas se construían en muchos lugares: campamentos militares, castillos, casas de nobles, cuevas, etc.






Catedral y sanedrín: Raíz sed- (sentarse). Con sufijo sed-ra tenemos un vocablo griego que hace alusión a "asiento, silla; cara de una figura geométrica". En el cristianismo "catedral" es la iglesia donde reside un obismo o arzobismo (literalmente "trono del obispo o arzobispo"). Del mismo sufijo tenemos "sanedrín" que es el consejo supremo de los judíos o sitio donde se reunía este consejo. En otras palabras, la catedral judaica. No es extraño que los primeros cristianos, que dicho sea de paso eran judíos, tomaran el vocablo griego inspirándose en el sanedrín.






Cenobio: Raíz kom; gwei- (vida común). Se llamaban monjes cenobitas a aquellos que vivían juntos en un cenobio o edificio religioso. San Isidoro ya los nombraba en el s.VII.






Colegiata: Raíz leg- (recoger, recolectar y derivados que significan "hablar"). Del latín lego "legar, enviar". También conocida como iglesia colegial que es la que, no siendo sede propia del arzobispo u obispo, se compone de abad y canónigos seculares, y en ella se celebran los oficios divinos como en las catedrales.





Convento: Raíz gwa- (ir a, llegar). Es el lugar donde los religiosos viven en común conforme a las reglas de su instituto.






Ermita: Raíz erd- (separar). Con sufijo ere-mo (apartado) tenemos el castellano eremita, ermita y yermo. En el cristianismo es edificio pequeño a modo de capilla u oratorio con su altar, en el cual suele haber un apartado o cuarto para recogerse el que vive en ella y la cuida. Efectivamente San Isidoro acertaba cuando decía:



Los eremitas, también llamados anacoretas son los monjes que han huído lejos de la presencia de los hombres, buscando el yermo y las soledades desérticas. Yermo viene a ser como remoto. Anacoretas (literalmente "el que se retira del mundo") son quienes, después de la vida cenobítica, se dirigen a los desiertos y habitan solos en parajes despoblados: se les ha dado semejante nombre por haberse apartado lejos de los hombres. Los anacoretas imitan a Elías y a Juan, los cenobitas en cambio a los apóstoles.






Propiamente hablando "monje" (del griego monós "solo") es el que vive solo. Por lo tanto, si monje se interpreta como solitario, ¿qué hace en medio de la gente el que está solo? Son entonces el eremita y el anacoreta los verdaderos monjes.



Fano: Raíz dhes- (dios). Del latín fanum "lugar consagrado". Es esta la palabra que debe usarse para cualquier lugar consagrado a Dios u otros dioses. Por desgracia el vocablo se ha sustituído incorrectamente por "templo". Véase "templo" más adelante.






Iglesia: Raíz keld-2 (gritar). Con sufijo kal-e (llamar) tenemos iglesia "asamblea del pueblo" y feligrés "hijo de la iglesia". De aquí iglesia se toma también en el sentido de edificio o lugar en donde son convocados los fieles o el pueblo.






Mezquita: Origen incierto. Lugar donde los musulmanes hacen sus oraciones. Las mezquitas son propias del culto al único Creador, no a los dioses o a Dios. Por ello no existen imágenes o estatuas dedicas a Él. Debe diferenciarse claramente del fano y otros lugares de culto.






Monasterio: Del latín monachus, propiamente "único, solitario". Derivado griego es monasterion "lugar donde viven los monjes". Véase "ermita".






Oratorio: Del latín orare "rogar, solicitar", propiamente "hablar", "hacer un discurso". Básicamente es el lugar donde se ora. Algunas palabras derivadas son las siguientes: Oración, oráculo (propiamente "oratorio donde se pronunciaban los oráculos"), adorar (reverenciar con palabras), exorar (lograr algo con súplica).






Parroquia: Sin duda ya conocida en el s.XIII. Tomado del latín tardío parochia, y éste del griego paroikía "avecindamiento", derivado de pároikos "vecino" (de oikéo "yo resido"). En tierras latinas el vocablo se confundió con el griego párokhos "abastecedor", "dueño de casa, anfitrión" (derivado de parékho "yo proporciono"), que en la baja época tomó el sentido de "párroco". Es la iglesia adjudicada a los fieles de un vecindario concreto, su jurisdicción espiritual pertenece al párroco.






Santuario: Raíz sak- (santificar). Procedente del latín sancio "consagrar, prescribir". Es el lugar donde se venera la imagen o reliquia de un santo de especial devoción. Derivados tenemos sanctasantórum (parte interior más sagrada del tabernáculo), santo, santón (que profesa vida austera fuera del cristianismo), sanción, santoral, santidad o santurrón.






Sinagoga: Raíz ag- (conducir). Es la congregación religiosa de los judíos, por extensión lugar donde los rabinos conducen a su pueblo. El significado es muy similar a "Iglesia". Véase "Iglesia".






Tabernáculo: Raíz treb- (morada, vivienda). Del latín taberna "choza, cabaña". Era el lugar donde los hebreos tenían colocada el arca del Testamento, aunque también se llamaba así la tienda en que habitaban los antiguos hebreos. La llamada fiesta de los tabernáculos es la solemnidad que celebran los hebreos en memoria de haber habitado sus mayores en el desierto debajo de tiendas antes de entrar en tierra de Canaán. Propiamente es la vivienda que alberga un lugar sagrado.






Templo: Raíz tem- (cortar). Del latín templum "espacio abierto para observar el cielo en la práctica del augurio". Comparte raíz "contemplar". Los templos eran miradores especializados en la observación de las aves con objeto que los augures pronosticaran el futuro, para aumentar la visibilidad seguramente se cortaban los árboles existentes en la zona. Fueron tan comunes entre los romanos que los cristianos tomaron los lugares para erigir iglesias. Su significado original poco tiene que ver con el que conocemos hoy día.





-Conclusiones: Usando la etimología la mayoría de las palabras pueden adaptarse sin problemas de una religión a otra, de hecho el cristianismo tomó del paganismo -pero también del judaísmo- casi todas sus palabras y ritos.

domingo, 10 de marzo de 2013

Bardos

"Bardo" tiene como raíz etimológica gwerd-2 (alabar en voz alta). Comparten raíz el sánscrito grnáti "él canta"; avéstico gar- "alabar"; lituano gerbti "honrar"; prusiano antiguo gerbt "hablar" y el alto alemán antiguo queran "suspirar". Con grado cero y sufijo grd-do "el que alaba" se incluye el céltico bardo-.





Homero, autor de la Ilíada y la Odisea, es seguramente el "bardo" griego más conocido de la historia. Sus obras rebosan alabanzas y rimas dedicadas a los dioses y los héroes. El investigador Joachim Latacz sostiene que Homero pertenecía o estaba en permanente contacto con el entorno de la nobleza. También persiste el debate sobre si Homero fue una persona real o bien el nombre dado a uno o más poetas orales que cantaban obras épicas tradicionales. La mayoría de los historiadores sitúa la figura de Homero en el siglo VIII a. C., si bien sus escritos debieron ser tradiciones orales de mucha mayor antiguedad.  





El nombre de Hómēros es una variante jónica del eólico Homaros. Su significado es rehén, prenda o garantía. Hay una teoría que sostiene que su nombre proviene de una sociedad de poetas llamados los Homēridai, que literalmente significa "hijos de rehenes", es decir, descendientes de prisioneros de guerra. Dado que estos hombres no eran enviados a la guerra al dudarse de su lealtad en el campo de batalla, no morían en éste. Por tanto se les confiaba el trabajo de recordar la poesía épica local, para recordar los sucesos pasados, en los tiempos anteriores a la llegada de la literatura escrita.





Los bardos históricos, miembros de la clase sacerdotal entre los celtas, cantaban las hazañas de los héroes y desempeñaban el papel de consejeros. Tras la conquista romana subsistieron en la corte de los pequeños príncipes del País de Gales, donde se organizaron según una jerarquía rigurosa. Acompañaban su canto con una especie de lira, la crouth.



Los más célebres y los más antiguos fueron Taliesin, Aneirin y Llywarch Hen (ss. VI-VII). La conquista del país por Eduardo I (1238) los redujo a la condición de cantores ambulantes hasta el s.XVI. El romanticismo les devolvió cierta popularidad al atribuirles un papel decisivo en la formación de las epopeyas nacionales.





Es obvio que históricamente el poder de las alabanzas unido a la belleza de las palabras (acompañadas habitualmente de mentiras, exageraciones y una buena dosis de cepillo) lograron engatusar los oídos de muchos poderosos. Para adaptarse a los nuevos tiempos, los bardos modernos ("asesores" y "expertos) cambiaron la poesía por la retórica y al rey por el político. Ástutamente saben que los mandamases sienten un maquiavélico placer por ser continuamente ensalzados. Al igual que antaño son tan maestros del halago como de la ineptitud. Las rimas sobre dioses y héroes del pasado han sido sustituídos por mantras acerca de constituciones dignas de elogio, "democracias" y demás parafernalia política. Mismo perro con distinto collar.