Uno
de los principales problemas que existen para descubrir a los
verdaderos dragones ha sido el uso incorrecto del vocablo sumado a
las invenciones de pintores y bardos desde época medieval. No es de
extrañar que hoy día metamos en la familia de los dragones a
criaturas que nada o poco tienen que ver con la serpiente. Y es que
los dragones eran serpientes con características muy peculiares. Es
el caso típico de animal confundido con genio. Centraremos este
estudio desde la Antiguedad hasta el siglo XIII.
"Dragón"
procede de la raíz indoeuropea derk- (ver); con significado asociado
en otras lenguas a "mirada", "ojo", "aspecto",
"luz". Al latín llegó procedente del griego donde
significa literalmente "monstruo con ojo de demonio". Es
muy probable que las palabras "tragar" y "tragante"
(canal que traga agua de lluvia) vengan de la misma raíz
etimológica. Los famosos barcos "drakkar" de los vikingos
incluían en la proa una cabeza de dragón, pues pensaban que
aterrorizaba a sus enemigos, si bien había leyes que obligaban a
desmontarla o taparla para evitar que los genios (landvaettir)
que habitaban en ciertas zonas se asustaran, trayendo con ello mala
suerte.
Todo
monstruo o animal serepentiforme (con patas, alas, arrojando fuego,
etc) es calificado como dragón sin ninguna consideración bajo
nuestro punto de vista: Un wyvern, o cuélebre, por poner unos
ejemplos, nada tienen que ver con nuestro dragón desde un punto de
vista etimológico ni racional. En futuras entradas me ocuparé de
estos otros genios. Serpientes gigantes y dragones atacando barcos fueron habitualmente representados en los mapas antiguos, quien sabe si por testimonios de los marineros que lo padecieron. No es descabellado pensarlo, hasta no hace mucho el Kraken (calamar gigante) se creía que era leyenda: hoy está catalogado como especie.
n
su Historia Natural (77-79 d.C), Plinio comenta sobre las serpientes y dragones:
Escribe
Magastenes, que en la India crecen tanto las serpientes que se tragan
a los ciervos y los toros enteros. Metrodoro cuenta que cerca del rio
Rhindaco, en el Ponto, por altas y veloces que vuelen las aves, con
el hálito y el resuello las atraen a sí y las tragan. Se ha visto
una sierpe de 120 pies (35,5 m.) de largo a la cual combatió en las
guerras cartaginesas, cerca del rio Braga, Marco Régulo Emperador.
Con ballestas, tiros y otras máquinas de guerra, como si fuera un
castillo: su pellejo y quijadas duraron en Roma en un templo hasta la
guerra de Numancia. Fe y testimonio da a esto unas serpientes que en
Italia llaman boas, las cuales vienen a ser tan grandes, que en el
tiempo del emperador Claudio, fue muerta una en el monte
Vaticano, en cuyo vientre se halló un muchacho entero. Críase lo
primero con leche de vaca, de donde toma el nombre, las formas y
maneras de los demás animales, que se suele traer a Italia muchas
veces de otras partes.
Al
dragón lo llaman los hebreos Tannin, los griegos Dracó, los
hispanos e italianos Dragó, los húngaros Sar Kay y los polacos
Smok. Se hallan diferentes géneros, pero tan semejantes que se
diferencian poco, si no es en la grandeza del cuerpo. Pero aquel que
se llama propiamente Dragó, no es animal venenoso ni de gran boca,
antes la tiene tan pequeña que aunque procure morder, y tiene dos
órdenes de dientes en cada parte, no puede dar bocado que haga daño:
y así no está su poder y fuerza en los dientes, sino en la cola,
con la cual dando golpes suele derribar grandes animales.
Es
este de hermosa figura, tiene la frente elevada y gruesa, los ojos
muy encendidos y debajo de la quijada una barba, casi colorada y
verde, tiene perfectísima vista, y así le llamaron los griegos
"Dracó", de "Dercó" que significa "ver".
Otro género de dragones hay en la India, que son de 20 (8,8 m.) y 30
(13,2 m.) codos de largo, y algunos se engendran mayores. En Etiopía
se crian iguales a éstos. Y Artemidoro afirma que en Arabia los hay
de la misma fuerza ya que pelean con toros y elefantes dejándolos
sin vida. De otros se cuentan que se crian en la India y en la Libia
más fabulosos; porque dicen que son tan grandes que crece la hierba
sobre ellos.
Están estos dragones cubiertos de anchas y muy ásperas
escamas, sus ojos son grandes, la boca muy ancha, la lengua larga,
los dientes largos y fuertes, semejantes a los del jabalí: con los
cuales quebrantan los huesos de los animales que muerden: son estos
de diversos colores, unos negros, otros bermejos, otros amarillos y
otros cenizos. También se crian en la Frigia otros dragones que
tienen cuarenta pies (11,8 m.) y más de largo, y dicen que salen
cada día en medio del estío de sus cavernas, y estirando solamente
con la cola en la tierra levantan todo el cuerpo en el aire, y ponen
el cuello muy empinado, y abriendo la boca atraen a las aves que
vuelan por encima, aunque vayan muy altas, solo con aspirar hacia sí
y traídas de esta fuerza por el aire caen en su boca y vientre.
Hacen
guerra los dragones a todas las aves, aún antes de haber nacido,
subiendo a donde ven sus nidos, y destruyendo sus huevos, y es cosa
maravillosa la astucia que tienen para comerlos: si los dragones son
grandes, para no perder cosa de ellos se los tragan enteros y después
haciéndose una roca se aprietan tanto a sí mismos que los quiebran
dentro del buche y después echan las cáscaras fuera. Pero siendo
los dragones pequeños, como no pueden tragarlos, cogen el huevo y
cíñenlo alrededor, apretándole tanto por la parte alta que le
quiebran como un hierro y luego sorben todo lo que queda abajo.
En
la Calabria, provincia de Italia, se cria a otras serpientes llamadas
Boas: las cuales se hacen tan grandes que quitan la duda de esto
atrás. Estas dicen que son muy amigas de la leche, y así cuando son
pequeñas, se van a los atajos de vacas y maman a las que están
paridas, y cuando se han hecho fuertes y grandes no solo se contentan
con leche, sino con la sangre y carne y así despedazan a las hacían
oficio de madre, sin que ellas puedan resistir su fuerza y suele
llegar a tanto su poder y brabeza que después de destruído el
ganado ponen en peligro a la gente de la región donde viven, como se
vio en aquella del monte Vaticano en tiempo de Claudio emperador de
Roma, pero ya en nuestros tiempos no llegan a ser tan grandes.
San
Isidoro, siguiendo a Plinio (s. I d.C) y a Solino (s. IV d.C) dice de
ellos:
El
dragón es el mayor de todas las serpientes, e incluso de todos los
animales que habitan la tierra. Los griegos le dan el nombre de
"drákon", derivado del cual es el latino "draco".
Con frecuencia, saliendo de sus cavernas, se remontan por los aires y
por su causa se producen ciclones. Está dotado de cresta, tiene la
boca pequeña, y unos estrechos conductos por los que respira y saca
la lengua. Pero su fuerza no radica en los dientes, sino en la cola,
y produce más daño cuando la emplea a modo de látigo que cuando se
sirve de su boca para morder. Es inofensivo en cuanto al veneno,
puesto que no tiene necesidad de él para provocar la muerte: mata
siempre asfixiando a su víctima. Ni siquiera el elefante, a pesar de
su magnitud, está a salvo del dragón: éste se esconde al acecho
cerca de los caminos por los que suelen transitar los elefantes, y se
enrosca en sus patas hasta hacerlos perecer por asfixia. Viven en el
calor abrasador de Etiopía y la India.
La
"dragontites" se extrae del cerebro del dragón. Ahora
bien, la gema no llega a formarse a no ser que se le corte la cabeza
cuando todavía está vivo; por eso los magos decapitan a los
dragones cuando éstos están dormidos. Hay hombres audaces que
exploran las guaridas de los dragones, en las que esparcen hierbas
drogadas para provocar el sueño al dragón, y así, cuando está
dormido, le cortan la cabeza y extraen de ella las gemas. Son de un
brillo transparente. Sobre todo los reyes de Oriente se ufanan de que
disfrutan de ellas.
Hugo
de Folieto (s.XII) nos da la razón por la cual se asocia el dragón
con Satanás:
Y
esta bestia, en un tiempo llamada dragón y en otro Leviatán, se usa
en la escritura simbólica. El dragón, la más grande de todas las
serpientes, es el diablo, el rey de todos los males. Como se da
muerte con su aliento venenoso y golpe de su cola, por lo que el
diablo destruye las almas de los hombres de pensamiento, palabra y
obra. Mata a sus pensamientos por el aliento de orgullo; envenena sus
palabras con malicia, sino que las estrangula por el desempeño de
las malas acciones, por así decirlo, con su cola. Por el dragón el
aire se pone en movimiento, por lo que es la paz de las personas de
mente espiritual a menudo perturbada de esa manera. En ella se
establecen esperar a un animal casto, por lo persiguió hasta el
Cristo de la muerte del guardián de la castidad, naciendo de una
virgen pura, pero él fue vencido, después de haber sido aplastado
por él en su muerte. En cuanto al color precioso que se obtiene de
la tierra, que es la Iglesia de Cristo, adornado con su preciosa
sangre. El dragón es el enemigo de un animal puro, del mismo modo
que el diablo es el enemigo del Hijo de la Virgen.
En
un documento inglés del s.XIII leemos:
Y
esta criatura a menudo saquea frente a su caverna, se monta en el
aire, y el aire se pone en movimiento con violencia y brilla a su
alrededor.
La
relación entre la serpiente y el paganismo ha sido estrecha desde
siempre, esto último lo constata San Isidoro en sus Etimologías:
Entre los paganos la serpiente siempre era considerada como un
genio de lugar. Por ello dice Persio (1,113): "Pinta dos
serpientes: este lugar es sagrado, joven". Los dragones de los
mitos están ligados a zonas inundables. Parece confirmarse que el
dragón es la forma cristiana de un genio de las aguas. Neptuno era
el nombre culto que los clérigos empleaban para designar a los
espíritus de las aguas, pero hay otros nombres como "dracus".
Entre las insignias que llevaban los romanos en sus estandartes era
una el dragón para significar la suma vigilancia del capitán
general y el cuidado y solvencia que debía tener en todo.
Es
posible que el dragón fuese en realidad una especie de constrictora
gigante (la descripción y la relación etimológica con "tragar" lo hacen viable) que dada sus peculiaridades y descomunal tamaño llegó a
forma un mito, en este caso maligno desde el punto de vista humano
pues debió ser animal peligroso para cualquiera. No es nada raro la
intromisión de los animales en la teología y las leyendas, por
ejemplo el caballo (relacionado con el más allá para los antiguos)
o el propio lobo por nombrar tan solo a un par de ellos. Eso por no
mencionar la larga lista de animales incluídos en el panteón
egipcio. Por otro lado los genios serpentiformes se asociaron
popularmente al Maligno con más énfasis favorecido por el auge del
cristianismo y su lucha pepetua ante el paganismo. La propia palabra
"demonio" fue usada por la Iglesia de modo torticero, vino
como anillo al dedo: el resto lo hizo el tiempo.