En esta entrada se tratará el origen y la evolución de
la palabra "dios". Creo
firmemente que sólamente evitando ideas preconcebidas y empezando
desde cero pueden llegarse a conclusiones convincentes en un asunto
de tal complejidad. Actualmente tenemos una idea bastante alejada
sobre este término, se debe principalmente al sincretismo religioso
o a la asociación de palabras antiguas con las nuevas creencias que
se han ido dando. Vaticino que habrá importantes sorpresas en este
trabajillo.
Etimologías: "Dios" viene de la raíz
indoeuropea deiw- ("brillar", con otros derivados como
"cielo" o "día"). La palabra es de origen hindú
(sánscrito dí-de-ti) y fueron los pueblos indoeuropeos los
que la trajeron a Europa en época pretérita. Hay muchas palabras
que entran en esta raíz, así del sánscrito devah ("dios")
procede devi, que era el nombre genérico de las divinidades
femeninas de la India, en especial bajo un aspecto demoniaco. No deja de ser curioso lo que se dice en una de las suras del Corán:
"muchos de aquellos dioses que adoran los incautos son deidades femeninas".
Del latín deus ("dios") proceden directamente el español "dios", "deidad" o "adios"; mientras que del latín divus derivan "divino" o "divo". Con grado cero y sufijo diw-yo- tenemos "Diana" (diosa lunar). Leyendas sobre las Dianas, janas, anjanas y otras "anas" existen en en la literatura legendaria hispánica, pero lejos de ser simples cuentos su culto está atestiguado en España por Martin Dumiense (s.VI), el cual refiriéndose a las creencias de los gallegos comenta:
En el mar invocan a Neptuno, en los rios a las lamias, en las fuentes a las ninfas, en los bosques a las dianas, todos los cuales son malignos demonios y espíritus nocivos que atormentan a los hombres infieles...
Con la variante dyeu-: Jove (dios del brillante cielo) se encuentran el latín Iovis (genitivo de Iuppiter) del que vienen palabras como "jueves", "jovial" o "júpiter" (también llamado dyeu-pater, padre Júpiter o Dios padre). También está relacionado el griego Ζεύς (Zeus), del que proceden los "Dioscuros" (del genitivo Διόσ: de Zeus, κουροι: hijos). No es de extrañar que Júpiter fuera el Zeus romano. Por último de la variante dye- procede el latín dies (día) que dio origen a palabras como "día", "diurno", "cotidiano", "jornada", etc.
Con respecto a la palabra "diablo" no hay opinión clara entre los etimólogos, yo sin embargo creo que es sinónimo de daeva dado su parecido etimológico y funcional. En el libro de Macabeos 1, 36 (texto griego) se encuentra la palabra diábolos con el significado de ‘adversario’, ‘enemigo’. También en algunas ocasiones incluye el sentido de ‘acusador’ o el de ‘calumniador’Job 1:8-12 . La palabra griega diábolos ("calumniar") es diaballein: día (a través) +ballein (arrojar). Los traductores del Antiguo Testamento al griego, en el siglo III, sustituyeron el hebreo Satán por el griego diábolos. Otras versiones plantean que la palabra "diablo", devil ("diablo" en inglés), djofull, divell, con todas sus variantes, no tiene por qué haberse derivado de diábolos, aunque el uso de esta variante podría deberse a un juego de palabras similar al que convirtió al dios canáneo Ba'al Zebûl (literalmente "el señor príncipe") en Baal Zabut ("el señor de las moscas"), el actual demonio Belcebú. Esta versión plantea que la palabra diablo se deriva del Proto-Indo-Europeo *deiwos, adjetivo que significa "celestial" o "resplandeciente", una derivación Pre-Indoeuropea de la raíz *diw o "resplandecer", relativa sobre todo al cielo diurno.
Del latín deus ("dios") proceden directamente el español "dios", "deidad" o "adios"; mientras que del latín divus derivan "divino" o "divo". Con grado cero y sufijo diw-yo- tenemos "Diana" (diosa lunar). Leyendas sobre las Dianas, janas, anjanas y otras "anas" existen en en la literatura legendaria hispánica, pero lejos de ser simples cuentos su culto está atestiguado en España por Martin Dumiense (s.VI), el cual refiriéndose a las creencias de los gallegos comenta:
En el mar invocan a Neptuno, en los rios a las lamias, en las fuentes a las ninfas, en los bosques a las dianas, todos los cuales son malignos demonios y espíritus nocivos que atormentan a los hombres infieles...
Con la variante dyeu-: Jove (dios del brillante cielo) se encuentran el latín Iovis (genitivo de Iuppiter) del que vienen palabras como "jueves", "jovial" o "júpiter" (también llamado dyeu-pater, padre Júpiter o Dios padre). También está relacionado el griego Ζεύς (Zeus), del que proceden los "Dioscuros" (del genitivo Διόσ: de Zeus, κουροι: hijos). No es de extrañar que Júpiter fuera el Zeus romano. Por último de la variante dye- procede el latín dies (día) que dio origen a palabras como "día", "diurno", "cotidiano", "jornada", etc.
Con respecto a la palabra "diablo" no hay opinión clara entre los etimólogos, yo sin embargo creo que es sinónimo de daeva dado su parecido etimológico y funcional. En el libro de Macabeos 1, 36 (texto griego) se encuentra la palabra diábolos con el significado de ‘adversario’, ‘enemigo’. También en algunas ocasiones incluye el sentido de ‘acusador’ o el de ‘calumniador’Job 1:8-12 . La palabra griega diábolos ("calumniar") es diaballein: día (a través) +ballein (arrojar). Los traductores del Antiguo Testamento al griego, en el siglo III, sustituyeron el hebreo Satán por el griego diábolos. Otras versiones plantean que la palabra "diablo", devil ("diablo" en inglés), djofull, divell, con todas sus variantes, no tiene por qué haberse derivado de diábolos, aunque el uso de esta variante podría deberse a un juego de palabras similar al que convirtió al dios canáneo Ba'al Zebûl (literalmente "el señor príncipe") en Baal Zabut ("el señor de las moscas"), el actual demonio Belcebú. Esta versión plantea que la palabra diablo se deriva del Proto-Indo-Europeo *deiwos, adjetivo que significa "celestial" o "resplandeciente", una derivación Pre-Indoeuropea de la raíz *diw o "resplandecer", relativa sobre todo al cielo diurno.
La raíz *deiwos generó no sólo la palabra divel
o teufel en lenguas de Europa del Norte, que son equivalentes
al diablo de éste idioma; también derivan de ella el griego theos
(clara conexión entre el prefijo"teo-" y "dios") ,
el lituano dievas, el germano Tiwaz, el latín antiguo
deivos y el latín moderno Deus. Tiwaz o Teiwaz era el
nombre del dios nórdico Tyr.
El inglés god (dios) proviene de la raíz ghut- (el invocado); relacionado con zovo "llamar" y el sánscrito huta "el invocado" que es un epíteto del dios Indra. La forma primitiva germánica parece haberse referido al espíritu inmanente enterrado en un montículo. El término está de algún modo vinculado con el griego Zeus en el sentido de "brillante". Es muy probable que "god" y "godo" estén relacionados ya que el culto al dios Tyr fue común entre los pueblos godos.
Respecto a Lucifer (literalmente "portador de la luz") procede del hebreo Helel (הֵילֵל, "el brillante"), y es sinónimo de "diablo". El brillo es algo latente entre los diablos.
Como vemos, nada tiene que ver la palabra "dios" con el supremo Yavé del Antiguo Testamento, el islámico Alá o el cananeo Él. Se trata en realidad de una traducción bíblica errónea para un pueblo europeo que tenía un concepto politeísta del mundo. Digamos que fue una traducción políticamente correcta. Sí, todos llamamos hoy día "Dios" al Creador (El) de modo impropio, es bueno saberlo. Ateniéndonos al lenguaje el verdadero nombre del Creador es "El" cuya raíz es al-1 (más allá), pues se consideraba que estaba lejano de la vida cotidiana del hombre, de ahí que tanto dioses como demonios recibiesen culto en el globo de modo mayoritario. En cuanto a "diablo" parece sinónimo de "dios", aunque resulte bastante paradójico...
Como vemos, nada tiene que ver la palabra "dios" con el supremo Yavé del Antiguo Testamento, el islámico Alá o el cananeo Él. Se trata en realidad de una traducción bíblica errónea para un pueblo europeo que tenía un concepto politeísta del mundo. Digamos que fue una traducción políticamente correcta. Sí, todos llamamos hoy día "Dios" al Creador (El) de modo impropio, es bueno saberlo. Ateniéndonos al lenguaje el verdadero nombre del Creador es "El" cuya raíz es al-1 (más allá), pues se consideraba que estaba lejano de la vida cotidiana del hombre, de ahí que tanto dioses como demonios recibiesen culto en el globo de modo mayoritario. En cuanto a "diablo" parece sinónimo de "dios", aunque resulte bastante paradójico...
En el zoroastrismo la palabra daeva ha adquirido
un significado peyorativo: "ser sobrenatural malo, demonio".
En la tradición zoroástrica, los daevas son los adversarios
malignos de los ahuras. La teoría más antigua es que los
daevas/devas y asuras/ahuras
representaban facciones rivales en el panteón indo-iranio desde una
época muy remota, en la actualidad ha sido abandonada por casi
todos. Parece más probable que durante la emigración de las tribus
protoindias y protoiranias desde las estepas del sur de Rusia, el
culto del dios guerrero Indra llegó a ser prominente entre los
protoindios, eclipsando en parte la veneración tradicional a los
grandes dioses Mitra y Varuna. En cierto momento este culto, que
enfáticamente se dirigía a Indra y su séquito, como los devas,
parece haberse difundido entre los protoiranios, provocando la
furiosa reacción de Zoroastro. Indra es todavía uno de los
eminentes daevas en el Zoroastrismo. Vamos a analizar a continuación a algunos de estos
verdaderos dioses (nunca mejor dicho). Me refiero a Indra, Zeus,
Júpiter y Tyr. No es extraño que tengan muchos rasgos similares, pues son mismo perro con distinto collar. Propiamente hablando el vocablo singular "dios" se refiere a cualquiera de ellos.
Indra: En el hinduismo, rey védico de los
dioses, al que se dirigen muchas de las oraciones del Rig Veda.
Figura guerrera, era dios de la lluvia, utilizando el trueno y el
rayo como armas, y logrando apoyo de parte de un elixir especial y la
ayuda de otras deidades como Visnú. Hallado también en la mitología
jainita y budista, es el padre de Arjuna, una de las figuras
centrales del Mahabharata. Su importancia declinó en el hinduísmo
posterior, y su papel fue asumido por Brahma.
Su piel es blanca o amarillenta y su cuerpo está
cubierto de ojos con párpados que le permiten ver todo lo que sucede
en el mundo. En realidad esos ojos fueron una maldición-bendición
de sabio Gótama. Indra había seducido a la esposa del sabio, Ajalia
(Ahalya). Al enterarse el asceta del adulterio, hizo que el cuerpo de
Indra se llenara de decenas de vulvas. Indra hizo penitencias para
pedir perdón, y el sabio terminó accediendo a convertir las vulvas
en ojos.
En las escrituras hinduistas, Indra es un dios temeroso
de perder su puesto como dios principal. Por eso, cuando se entera de
que algún humano (como Vishuámitra) realiza muchas austeridades
para ganar karma que le permita ascender en una siguiente
encarnación y ocupar el puesto de Indra, éste envía a las
prostitutas celestiales, las apsaras (como Urvashí, Rambhá o
Menaká) para que lo seduzcan y le hagan perder todo avance místico.
Indra está casado con Indrani (cuyo padre, Puloman, él
había matado). Fue padre —con distintas mujeres— de Áryuna,
Yaianta, Midhusa, Nilambara, Kamla, Bhus y Rishabha, entre otros.
Indra es uno de los hermanos del dios del Sol Suria. Indra mató a
los hijos de Diti, así que ella esperaba un hijo que fuera más
poderoso que Indra y le vengara. Para ello se mantuvo embarazada
durante un siglo, mediante la práctica de la magia. Pero cuando
Indra la descubrió, le arrojó su rayo, que destrozó el feto en
siete partes. Cada parte se regeneró como un individuo, y se
convirtieron en los Maruts, un grupo de dioses de la tormenta
menos potentes que Indra.
Zeus: Dios supremo de los griegos, venerado por
todos los pueblos helénicos. Es esencialmente el dios de la luz
(proveniente de su etimología). Es también el dios de la naturaleza
física y de los grandes fenómenos celestes donde se manifiesta la
vida cósmica: personificación del cielo y su esplendor, símbolo de
la lluvia, del viento, de las tormentas, del ciclo de las estaciones
y de la sucesión del día y la noche. Es el dios del rayo, venerado
en los picos elevados: el Táigeto, el Himeto y sobre todo el Olimpo,
su morada. Es el amo de los elementos y a veces parece reinar sobre
el mar, como su hermano Poseidón, o en los infiernos, reino de su
hermano Hades. Es dios de la justicia: vigila el respeto a los juramentos y a las leyes de la hospitalidad. Castiga la impiedad y la desmesura, pero sabe igualmente recompensar los actos de piedad. Reina como patriarca sobre una sociedad organizada, pero sus poderes tienen un límite, pues a su vez está sometido a las leyes del destino.
Es el hijo menor de Crono y Rea, y pertenece por tanto a
la tercera generación divina. Crono (nombre que dieron los griegos a
Él), a quien se le había profetizado que un hijo suyo le
destronaría, había devorado ya a los cinco que le había dado Rea,
pero ésta consiguió salvar a su último hijo entregando a su esposo
una piedra envuelta en pañales y escondiendo al niño en Creta,
donde sería criado por la ninfa o la cabra Amaltea. Ya adulto, Zeus
liberó a sus hermanos utilizando una droga, que le había
proporcionado Metis, que obligó a Crono a vomitar a todos sus hijos.
Luego destronó a su padre. Antes de reinar en el Olimpo tuvo que
combatir durante diez años con los titanes. Los olímpicos
obtuvieron la victoria y los tres hermanos se repartieron el poder:
Zeus obtuvo el cielo, Poseidón el mundo marino y Hades el
subterráneo.
La literatura ha concedido un amplio desarrollo a las
aventuras amorosas de Zeus, que se unió a muchas divinidades de las
que tuvo hijos célebres: las horas y las moiras (de Temis), las
cárites (de Eurínome), las musas (de Mnemósine), Apolo y Artemisa
(de Leto), etc. De Hera, su esposa legítima, que también era su
hermana, solo tuvo a Ares, a Hefesto (solo según algunas versiones)
a Ilitía y a Hebe. Con Démeter, otra de sus hermanas, tuvo a
Perséfone. Zeus se unió también a muchas mortales y para
conseguirlo solía recurrir a las metamorfosis más variadas.
Engendró también otros muchos hijos, tanto dioses como héroes:
Helena, Pólux, Hércules, Minos...
Júpiter: Hijo de Saturno y Rea. Personificación
de la luz y los fenómenos celestes entre los pueblos itálicos, fue
asimilado al Zeus griego adoptando su genealogía y aventuras,
particularmente la galantes. En Roma se le atribuyeron epítetos
culturales. Es el dios Fulminator o Tonans, el que
esgrime el rayo. Es también Jupiter Elicius, el que trae la
lluvia; el campesino le hace ofrendas y le dirige plegarias antes de
la siembra para que sea propicio a la agricultura, ya que Júpiter
rige también la fertilidad de los campos. Supremo señor del mundo,
es el protector del Estado. Júpiter Fidius es garante de la
palabra dada, de la rectitud en las relaciones sociales, la fidelidad
de los tratados, el que asegura buenas relaciones internacionales.
Júpiter Stator decide la suerte de las batallas y obtiene los
trofeos; los generales que habían tenido derecho al triunfo acudían
a su templo, en el Capitolio, a ofrecerle su corona y un sacrificio.
En efecto, el Capitolio le estaba consagrado y en él se le honraba
bajo el epíteto Optimus Maximus. Formaba junto a Juno y
Minerva, la llamada "triada capitolina".
Tyr: Tyr (nórdico antiguo: Týr) es el dios de
la guerra y batalla en la mitología nórdica, descrito como el
hombre de una sola mano. Según la Edda Mayor es hijo del
gigante Hymir y de Frilla, en su Edda Menor Snorri Sturluson
lo describe como hijo de Odín y de Frigg. Los nombres
correspondientes en idiomas germánicos incluyen Tyz (godo), Ty
(noruego antiguo), Ti (sueco antiguo), Tiw, Tiu or Tew (inglés
antiguo) y Ziu (antiguo alto alemán).
El nombre Tyr significa "dios" (o Hangatyr,
el "dios colgado" como uno de los nombres de Odín) y
proviene del protogermánico Tîwaz, continuando con el proto
indo-europeo Dyeus, originalmente el dios principal, y también
el precursor de Zeus en la mitología griega, y de Dyaus Pitar
en la religión védica. El testimonio más antiguo de la fuente de
este dios es el Tyz godo (Viena cod. 140). En cierto punto,
Tîwaz fue sobrepasado en renombre y en autoridad por Odín en las
tradiciones germánicas del norte y del oeste. Sin embargo, entre las
tribus germánicas del este, él parece haber seguido siendo el dios
supremo: los godos del siglo III eran temidos porque sacrificaban a
sus cautivos que tomaban en batalla, en honor de Tyz, su dios de la
guerra, y después colgaban los brazos de las víctimas en árboles
como símbolos de ofrecimiento. Esta costumbre de sacrificio humano
parece haber sido transferida a Odín en Escandinavia, según lo
divulgado por Adán de Bremen en siglo XI (también Odín mismo
cuelga de un árbol en el Hávamál como sacrificio hacia sí mismo).
Es posible que la transferencia de la supremacía de Tyr
a Odín fuese facilitada por la costumbre germánica de la diarquía
(véase rey germánico, Hengest y Horsa, Yngvi y Alf y Alrek y
Eirík), de modo que los dos dioses pudieron haber gobernado el
panteón germánico primitivo como seres iguales en cierto punto. Un
rastro de su relación se puede considerar en el aspecto de Tyr como
hijo de Odín en la mitología nórdica, y también en la
anglosajona, si Tiw es identificado con Saxnot (Seaxneat), el 'dios
de la guerra' e hijo de Woden, que fue venerado como antepasado de
los sajones. Hay evidencia incompleta de un consorte en la Zisa
alemana: Tácito menciona una tribu germánica que adoraba a "Isis",
y Jacob Grimm señaló a Cisa/Zisa, la patrona de Augsburg, en esta
conexión. El nombre Zisa sería derivado de Ziu etimológicamente,
en acuerdo con otras consortes al dios principal en los panteones
indoeuropeos, por ejemplo: Zeus y Dione.
Según el Edda, en cierta etapa los dioses
decidieron encadenar al lobo Fenrisulfr (Fenrir), pero la bestia
rompía cada cadena que le colocaban. Finalmente hicieron que los
enanos les fabricaran una cinta mágica llamada Gleipnir, de
materiales tales como las barbas de una mujer y las raíces de una
montaña. Pero Fenrir presintió el engaño de los dioses y rechazó
permanecer amarrado con esta cinta a menos que uno de ellos pusiera
su mano en la boca del lobo, en señal de buena fe. Tyr, conocido por
su gran valor, accedió, y los otros dioses amarraron al lobo. Fenrir
sintió que lo habían engañado y mordió la mano del dios. Fenrir
seguirá siendo encadenado hasta el día de Ragnarök. Durante el
Ragnarok, Tyr matará y será muerto por Garm, el perro guardián de
Helheim. Tyr era un dios extrañamente zurdo, si se tiene en cuenta
que en ese tiempo estaba asociado con la mala fortuna.
Tyr/Tiw era relativamente poco importante comparado con
Odín/Woden en los pueblos germánicos del norte y del oeste. Sin
embargo, siguen existiendo rastros del dios, en Tuesday
-martes en inglés- ("día de Tiw"), nombrado en honor a
Tyr en los idiomas germánicos del norte y del oeste (que
corresponden en español a Martis dies -martes, día de
marte-, dedicado al dios romano de la guerra, Marte) y también en
los nombres de algunas plantas, por ejemplo: del Nórdico antiguo las
palabras Týsfiola (Viola Martis latino), Týrhialm (Aconitum,
una de las plantas más venenosas en Europa cuyo forma de casco
sugiere una conexión guerrera) y Týviðr, "Madera de
Tý's", en el dialecto Tistbast de Helsingor, sueco moderno
Tibast (el Daphne mezereum, un arbusto que florece antes de
que aparezcan las hojas en primavera). El bosque sueco Tiveden puede
ser también nombrado en honor a Tyr, o reflejando Tyr como palabra
genérica para el "dios" (es decir, el bosque de los
dioses).
Conclusiones: Según muchos mitos, los dioses son
usurpadores del poder del Creador (véase Crono/Zeus,
Júpiter/Saturno, Ahura Mazda/Indra o el caso de El/Baal), para luego introducir su propio panteón. Lo curioso
es que ésta pérdida de hegemonía se materializó en la vida real,
pues por ejemplo el culto a Crono fue muy minoritario en el mundo
helénico, se recordaba el culto de Crono como la "Edad de Oro"
en la que la humanidad vivía en el Paraíso en una época muy
remota. Por otro lado, los dioses no eran precisamente un compendio
de virtudes: usurpaciones, adulterios, asesinatos, violaciones y un
largo etcétera.
¿Eran tan buenos y perfectos los dioses como creían muchos indoeuropeos? No, porque en realidad se trataba de diablos en el más puro sentido de la palabra, la personificación de las pasiones humanas en un ídolo o becerro de oro. Tanto el amor, el sexo, o la guerra entre otras se asociaban a un dios. Queda clara la involución religiosa del hombre en los últimos milenios, hoy día los dioses han mutado, pero siguen existiendo, se hayan en equipos de fútbol, partidos políticos, mercaderes de la fe o incluso en individuos (vivos o muertos) de "buena" reputación que se idolatran inventando su historia. Sin olvidarnos que todo ello no habría sido posible -al césar lo que es del césar- sin la tornadiza y débil fe del vulgo, algo constatable a lo largo de la historia.
El culto a los dioses extravía y ciega a los hombres de la verdadera esencia del Uno. Son cada vez más los científicos que afirman que existe una inteligencia preclara detrás de la perfección armónica del universo. Hay evidencias de ello en la naturaleza para los que razonan. Solamente al final de la antiguedad algunos filósofos politeístas neoplatónicos empezaron a conceder verdadera importancia a la virtudes y al Uno o Creador del universo (Demiurgo) sobre los otros dioses. Por supuesto esta élite religiosa no representaba al paganismo del pueblo ordinario, que además ya estaban adoptando el cristianismo de forma paulatina e imparable. A pesar de los esfuerzos de la Iglesia católica por destruir las obras de estos filósofos (muchas fueron quemadas o prohibidas) los eruditos islamitas y otros pensadores occidentales pudieron recuperar algunas obras clásicas de Jámblico, Porfirio y Plotino entre otros. Dichas obras fueron fundamentales para el Renacimiento intelectual europeo desde el s.XVI. Aunque para las masas sean personajes desconocidos, la humanidad está en deuda con todos ellos.
¿Eran tan buenos y perfectos los dioses como creían muchos indoeuropeos? No, porque en realidad se trataba de diablos en el más puro sentido de la palabra, la personificación de las pasiones humanas en un ídolo o becerro de oro. Tanto el amor, el sexo, o la guerra entre otras se asociaban a un dios. Queda clara la involución religiosa del hombre en los últimos milenios, hoy día los dioses han mutado, pero siguen existiendo, se hayan en equipos de fútbol, partidos políticos, mercaderes de la fe o incluso en individuos (vivos o muertos) de "buena" reputación que se idolatran inventando su historia. Sin olvidarnos que todo ello no habría sido posible -al césar lo que es del césar- sin la tornadiza y débil fe del vulgo, algo constatable a lo largo de la historia.
El culto a los dioses extravía y ciega a los hombres de la verdadera esencia del Uno. Son cada vez más los científicos que afirman que existe una inteligencia preclara detrás de la perfección armónica del universo. Hay evidencias de ello en la naturaleza para los que razonan. Solamente al final de la antiguedad algunos filósofos politeístas neoplatónicos empezaron a conceder verdadera importancia a la virtudes y al Uno o Creador del universo (Demiurgo) sobre los otros dioses. Por supuesto esta élite religiosa no representaba al paganismo del pueblo ordinario, que además ya estaban adoptando el cristianismo de forma paulatina e imparable. A pesar de los esfuerzos de la Iglesia católica por destruir las obras de estos filósofos (muchas fueron quemadas o prohibidas) los eruditos islamitas y otros pensadores occidentales pudieron recuperar algunas obras clásicas de Jámblico, Porfirio y Plotino entre otros. Dichas obras fueron fundamentales para el Renacimiento intelectual europeo desde el s.XVI. Aunque para las masas sean personajes desconocidos, la humanidad está en deuda con todos ellos.
Nunca, repito, nunca debe adorarse algo sin tener en
cuenta el conjunto, ese ha sido y es el error principal del hombre: El mercader veneraba a Mercurio, el guerrero a Marte, pero ninguno de ellos iba más allá. Si admiramos a un guitarrista por su pericia musical debemos dar
importancia a su creatividad o voluntad (ambas regidas por su
cerebro) y no a su mano en exclusiva, pues ésta es solo un mero
instrumento guiado por su mente. No se trata de creencias sino del más obvio sentido común. La teología es algo más práctico de lo que puede parecer, no se limita a la simple exposición de datos como muchos se empeñan, entraña razonamientos, filosofía y una aplicación a la vida diaria a través de la conciencia. Es digno de alabanza Zoroastro, pues fue el primer hombre -que sepamos- que desenmascaró la naturaleza maligna de los dioses. Mientras los ahura eran espíritus buenos (sirvientes del Creador Ahura Mazda), los daevas pertencían a la familia de los espíritus malos. Por eso se equiparó Satanás (lit. "el enemigo") con el Diablo y con Indra (que es "Dios"). ¡¡Son muchos los disfraces y tretas del maligno!! Los hechos y la etimología le dan la razón a Zoroastro.
Los daevas y los ahuras parecen ser
componentes de lo que los griegos llamaban "demonios"
(literalmente "el que reparte el destino de los hombres"),
pues los había buenos, malos y neutrales o vengadores; en el mundo judeocristiano
se llamaron "ángeles", de hecho se usó antiguamente las
expresiones "ángel bueno" y "ángel malo" con el
mismo sentido que en el zoroastrismo y la religión helénica. Los
demonios estaban vinculados al clima y a otros muchos aspectos de la
naturaleza y del hombre. Los
demonios existen en la mayoría de las religiones del mundo, a poco
que se compare su función es la misma y reside en castigar o premiar
las acciones (karma) del hombre, y no en ser venerados. Solamente los demonios malignos se prestan a ser adorados por el hombre para extraviarlo, de ahí vienen las leyendas sobre Satanás (el enemigo del hombre) y los ángeles rebeldes que cayeron desde lo alto expulsados por Él, pues se negaron a arrodillarse ante el hombre cuando fue creado.
Rendir culto a los demonios o a sus jefes (dioses o diablos) fue tentador para los antiguos, pues creían que adulando a estas entidades podría mejorarse el destino propio, la misma clase de adulación que seguramente empleaban en la vida diaria con los nobles y poderosos. Grave error que les llevó al servilismo y a la ignorancia. No fueron el Creador, los dioses o los demonios injustos con ellos, lo fueron ellos consigo mismos. El "Fausto" de Goethe es un buen ejemplo del mago que intenta seducir a un demonio (Mephistopheles) para torcer su destino con una vida plagada de lujos y poder a cambio de vender su alma. Ya sabemos como termina la historia y el destino de los "listillos". Afortunadamente los demonios y el Él son como son: las facturas se pagan tarde o temprano.
Rendir culto a los demonios o a sus jefes (dioses o diablos) fue tentador para los antiguos, pues creían que adulando a estas entidades podría mejorarse el destino propio, la misma clase de adulación que seguramente empleaban en la vida diaria con los nobles y poderosos. Grave error que les llevó al servilismo y a la ignorancia. No fueron el Creador, los dioses o los demonios injustos con ellos, lo fueron ellos consigo mismos. El "Fausto" de Goethe es un buen ejemplo del mago que intenta seducir a un demonio (Mephistopheles) para torcer su destino con una vida plagada de lujos y poder a cambio de vender su alma. Ya sabemos como termina la historia y el destino de los "listillos". Afortunadamente los demonios y el Él son como son: las facturas se pagan tarde o temprano.
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