El veneficio ("hecho con plantas") es la rama más importante en la familia de la hechicería. La raíz etimológica de "veneno" es wen- (desear, esforzarse), procedente del latín venenum (veneno, poción amorosa). En la tradición médica de todos los
pueblos, las hierbas ocupan un lugar muy importante. Ya varios
milenios antes de Cristo se conocían hierbas medicinales en China,
la India y el antiguo Oriente. La mención escrita de hierbas más
antigua de la que disponemos se encuentra en el papiro de Ebers (1500
a.C.). En las civilizaciones antiguas las hierbas eran adoradas como
algo divino. Su descubrimiento era atribuido a los dioses o a seres
mitológicos. Los hombres adquirieron el conocimiento de las hierbas
medicinales al buscar alimento y observar a los animales, a los que
hacían comer determinadas hierbas cuando estaban enfermos. En los
tiempos en los que la contaminación no era tan grave como hoy, las
hierbas crecían cerca de los asentamientos humanos, lo que prueba
que eran cultivadas sistemáticamente. Las plantas primaverales
gozaban de una estimación especial, pues simultáneamente
simbolizaban la energía vital de la tierra “portadora de hierbas”,
que en muchas culturas era adorada como diosa de la fertilidad.
Con estas hierbas primaverales se
relacionan ritos mágicos antiquísimos. Era muy importante la época
en la que se recolectaban y como cada planta estaba sometida a la
influencia de un determinado planeta, sus poderes curativos solo se
manifestaban si éste se hallaba en posición dominante. En las
fuentes bibliográficas antiguas normalmente se hace constar que
estas plantas se deben recolectar antes de la salida del sol. Santa
Hildegarda recomendaba el momento de la luna creciente como el más
idóneo. En Europa, el día o la noche de San Juan eran muy
apreciados para la recogida, ya que en el solsticio de verano las
fuerzas mágicas alcanzan su punto culminante.
De los neuros, quizá una de las
denominaciones de los protoeslavos forjadas por el mundo clásico,
decía Herodoto que podían convertirse, con la ayuda de hierbas, en
lobo a voluntad. El tema de la licantropía se repite en el
Homiliarium de Opatowitz o en Slovo de Igor, y en todas
las lenguas eslavas el término para el hombre lobo es muy semejante
(a.e. vlukodlaku). Dadas las características poco belicistas
de los pueblos eslavos hemos de suponer que el lobo tuvo entre ellos
una simbología diferente de la que presenta entre otros pueblos
indoeuropeos (donde aparece como animal de referencia entre los
miembros de cofradías de guerreros, como entre los germanos o los
dacios).
Quizá la licantropía se explique como
una manifestación del poder de los hechiceros eslavos. Se sabe que
estos expertos en magia eran poderosos y actuaron como uno de los
pilares del rechazo al cristianismo (provocando revueltas en Rusia y
haciéndose expulsar por los príncipes checos). Las fuentes
eclesiásticas transmiten con horror los encantamientos, las
prácticas abortivas, los envenenamientos y las fórmulas
adivinatorias que empleaban. El ejemplo prototípico de estos
personajes (muchas veces femeninos) es la bruja del folclore ruso
Baba Yaga, que se metamorfosea a placer en animales (pájaros o
serpientes), destruye a los hombres, pero también les revela el
futuro. Muy interesantes también resultan los poderes de Ved’ma,
una hechicera arquetípica del folclore eslavo. Capaz de
transformarse en pájaro o serpiente, volar, o hacerse invisible,
conoce las plantas y puede producir la lluvia, poderes todos
habituales entre los chamanes. Entre los protoeslavos, dada su
proximidad con pueblos fino-ugrios y altaicos, y con su sistema
social, no es de extrañar que las funciones religiosas que
requiriesen una especialización mayor recayesen en hechiceros con un
campo de actuación y unas capacidades parecidas a las de los
chamanes uralo-altaicos, que llevasen una vida marginal (en el
bosque, fuera del ámbito habitual de la vida en común) y una de
cuyas pruebas iniciáticas o prácticas mágicas fuera la
transformación en lobo.
En el este de Europa fueron frecuentes
los casos de licantropía colectiva. Incluso en época romana,
algunos autores dicen que había muchos habitantes que se
transformaban en lobo, ayudados por la aplicación de hierbas. He
aquí lo que se lee en la colectánea llamada Magica de spectris
et apparitionibus... (Leyden 1656):
In Prussia, Livonia, et Lituania
veneficorum maximus est numerus, qui festo Nativitatis Christi
sub noctem, deposita en certo loco hominis forma lupi assumunt
faciem, et in sylva rusticorum aedes aggrediuntur, expugnant,
cerevisiae dolia ebibunt, pecora jugulant. Locum illum deinceps
incolae divinum arbitrantur, tali divinationis genere, ut si alicui
en eo quid adversi contigerit, et is veluti vehiculum obsertatur,
atque nivibus injiciatur, persuasum habent, eum illo anno monriturum,
quemadmodum id a multis temporibus per experientiam explorarunt.
Uno de los principales elementos
utilizados en la hechicería era el venenum, término que,
como phármakon en griego, tenía el trivalente significado de
remedio curativo, veneno y droga mágica o abortiva. El término
veneficium designaba tanto el envenenamiento como las
prácticas mágicas. Solo el progreso de la botánica, conocido en el
mundo helenístico, permitió una lenta distinción entre las plantas
medicinales y las venenosas. Las mujeres, en cuyas manos estaba su
preparación, se vieron envueltas en numerosos procesos de
veneficium. Ya en el año 361 a.C., según nos dice Tito
Livio, una enorme mortandad fue atribuida al venenum, siendo
condenadas 170 matronas. También en 186 a. C., durante el proceso de
las Bacanales, se acusó a los iniciados de utilizarlo. En 180 fueron
condenadas más de tres mil personas en Italia por los mismos cargos.
Aún en el año 154 a.C., la muerte de dos consulares fue atribuida
al uso de venena por sus mujeres. En el año 81, Sila promulgó
la lex Cornelia de sicariis et veneficiis que servirá de
modelo a otras disposiciones de la época imperial. Es probablemente
bajo Tiberio cuando aparece –en la legislación imperial- el
término magus por primera vez, aplicado sobre todo a quienes
hacían uso del venenum.
Las venéficas solían valerse de
cantos, de hecho San Agustín dijo de las veneficae que pueden
hacer enfermar o curar, metamorfosear, invocar las almas de los
muertos por medio de encantos y realizar lo que pretenden con tales
invocaciones. Otro nombre para los venéficos fue el de herbarii:
encantadores de hierbas. San Isidoro comenta que algunos criminales
transforman su aspecto por medio de mágicos cantos, o por la acción
de determinadas hierbas (veneficio), convirtiendo su cuerpo en
el de fieras. En el Fuero Juzgo del 681 se condena a los veneficos
y a los que hacen prácticas mágicas con hierbas (especialmente
pociones). También se llamaba veneficio a untarse con hierbas
para convertirse en lobo (licantropía), como medio para lograr ir
volando a un aquelarre o viajar al más allá. Es
de suponer que muchos de esos sucesos mágicos eran en realidad
alucinaciones provocadas por el uso de plantas psicoactivas.
Existen numerosos ejemplos en historias
o leyendas, en los que una bruja o hechicera llega a transformar a
una persona en animal. Para conseguirlo, la hechicera introduce una
droga o hierba en el interior de un comensal (en Galicia se llamaba
"embrujamiento"), la víctima que ingiera el alimento es
vista como un animal por los demás, si bien su mente continua
normal. En el caso de Apuleyo, el individuo es convertido en burro y
obligado a trabajar como tal durante un prolongado periodo de tiempo.
Algunos inquisidores medievales cuenta ejemplos similares como
prácticas brujeriles reales. Ciertas prácticas mágicas como la
creación de zombis en el vudú, son realizadas por medio de secretas
confecciones en forma de bebedizos o pociones. Las parteras tenían
una nefasta reputación para la Iglesia, y a menudo eran tachadas de
brujas porque las consideraban causantes de abortos por medio de
hierbas.
En las Partidas de Alfonso X son
condenados los que dan yerbas:
Los que fazen pecados de muchas
maneras deven ser penados de muchas maneras. E primeriamentre
aquellos que dan yerbas deven aver tal pena, que si aquel á quien
dieran las yerbas murier, manamano deven seer penados los que ie las
dieron, é morir mala mientre. E si por ventura escapar de muerte
aquel que las bevier, el que ie las dio deve ser metudo en su poder,
que faga dél lo que quisiere.
Actualmente se sabe
que ciertas sustancias tóxicas presentes en muchos de los vegetales
utilizados durante la Edad Media pueden causar grandes alucinaciones.
La farmacopea diabólica recurría a las hierobotanas, plantas
adivinatorias, especialmente ricas en alcaloides. Las plantas citadas
con mayor frecuencia en los libros de hechicería son el estramonio,
la belladona, la mandrágora, el tabaco y el beleño.
Es curioso que
estas "plantas mágicas" prefieren suelos de carácter
nitrogenado, en los que abundan los nitratos y sales amoniacales que
les permite doblar su contenido en alcaloides. De ahí que estos
vegetales fueran recolectados principalmente en los cementerios: no
solo se aseguraban una buena cantidad de alcaloides, sino que se
rodeaba al proceso de recolección de un halo de misterio. Las
pociones mágicas eran en realidad caldos e infusiones en los que se
cocían diversas plantas con el fin de extraer sus sustancias
psicoactivas. Por otra parte, en muchas ocasiones se añadían
ciertos aderezos que conseguían una preparación psicológica de los
asistentes al ritual, todo esto lleno de grandes dosis de fantasía.
Es decir: además de las plantas alucinógenas en sí mismas, se
añadían elementos inocuos pero tenebrosos como diente de murciélago
o escama de serpiente.
Las brujas
guardaban celosamente el secreto de sus preparados, no solo para
protegerse de las autoridades sino para asegurar su negocio. Por este
motivo, muchos de los ingredientes de las pócimas y brebajes eran
citados con nombres secretos, que carecían de significado para el no
iniciado. Así, las tres brujas de Macbeth hablan de la
"lengua de perro", de la familia de las boragináceas; de
la "horquilla de víbora", helecho llamado realmente lengua
de serpiente, utilizado para curar heridas; y del "diente de
lobo", refiriéndose sin duda al acónito. Las dos plantas
restantes y más visible son la "raíz de cicuta", planta
tóxica muy común en los ungüentos satánicos, y el tejo, árbol
muy venenoso. Otro de los ingredientes de este brebaje es la piel de
sapo, que además de suministrar ciertas toxinas presentes en las
glándulas parótidas de los sapos, añade un toque siniestro al
preparado.
Otra de las pócimas
más famosas la recoge Caro Baroja, según el testimonio de una bruja
llamada Marie d´Aspilcojëtte. Al parecer, este brebaje llevaba
cabezas de sapos, granos, la corteza y la médula de un arbusto
llamado lengua de souhandourra, languerottes y arañas.
Una pócima poco precisa de la que se pueden intuir algunos
ingredientes. Fácil de identificar es el primer ingrediente: los
sapos. En cuanto a los granos, probablemente se refiera a alguna
clase de semilla, aunque es difícil precisar cual. Podría tratarse
de la adormidera (Papaver somniferum), pues sus semillas eran
corrientemente utilizadas en los filtros y pócimas de la Edad Media.
Otra opción sería el beleño (Hyosciamus niger), cuyas hojas
y semillas se utilizaron en pociones y filtros amorosos, ya que
también pueden producir sensaciones afrodisíacas. También las
semillas del apio (Apium graveolens) eran usadas por las
brujas en sus aquelarres, ya que al contener feromonas, provocan
ligeras sensaciones afrodisíacas. La última posibilidad serían
semillas de centeno infectadas por un hongo llamado cornezuelo del
centeno (Claviceps purpurea), que posee una sustancia muy
similar al LSD. También resulta complicado identificar el arbusto
llamado lengua de souhandorra, aunque podría tratarse del
cornejo (Cornus sanguinea), que en euskera recibe ese nombre.
Los últimos ingredientes citados son languerottes y arañas, que
probablemente presenten escasas o nulas propiedades tóxicas, pero
que tienen la función de conseguir una mezcla más tenebrosa y
desagradable.
No todas las
pociones servían para la realización de los aquelarres. Las
hechieras también podían preparar los famosos filtros amorosos,
cuyo ingrediente fundamental solía ser el estramonio. Es curioso que
la mayoría de estos hechizos también incluían hojas de ciprés, no
por sus propiedades químicas, sino probablemente por la asociación
de éste árbol con la muerte y la eternidad. En otras ocasiones las
venéficas eran consultadas por las mujeres que se sentían
constantemente acosadas por sus maridos. Una poción común para
causar impotencia era la infusión de flores de álamo y sauce, y en
efecto, en la actualidad se sabe que el sauce blanco posee
estrógenos, por lo que el funcionaría como anafrodisíaco para los
hombres.
Como conclusión de
todo ello puede afirmarse que las venéficas y brujas, que
supuestamente realizaban prácticas satánicas y actos de brujería,
eran en realidad unas grandes conocedoras de los vegetales y sus
principios activos. Es muy probable que estas hechiceras comenzaran
como curanderas recetando diferentes plantas tóxicas de benéficas
propiedades en dosis menores, pasando poco a poco a dosis más
fuertes al descubrir los efectos psicotrópicos que poseían. Sin
duda estos personajes, principalmente mujeres, arriesgaban mucho. Las
creencias medievales no estaban preparadas para asimilar que una
sustancia tóxica, tomada en pequeñas cantidades, podía ser
beneficiosa para la salud. De modo que si una mujer eran encontrada
en posesión de alguna de esas plantas ("hierbas de brujas"),
inmediatamente era acusada de envenenadora, o lo que es peor, de
pactar con el demonio, y podía ser ejecutada por ello.
Se puede hacer
actuar a las plantas tanto ingeriéndolas por vía interna como
aplicándolas externamente. En el primer caso, hay posibilidad de
elegir entre la infusión, la decocción, la maceración, el zumo, el
polvo, etc., según las particularidades de cada planta. En el
segundo caso, se puede recurrir a una gran variedad de preparados que
actúan directamente sobre la piel o, por ósmosis, en el interior
del organismo. Hay que prestar especial atención a la preparación
de los remedios medicinales, ya que de la correcta elaboración
depende que éstos sean efectivos o no. Las venéficas aplicaban las
hierbas de formas variadas para aprovechar al máximo sus
propiedades:
Antídoto: Medicina o sustancia que contrarresta los efectos nocivos de otra, como puede ser un contraveneno.
Antídoto: Medicina o sustancia que contrarresta los efectos nocivos de otra, como puede ser un contraveneno.
Bálsamos:
Sustancia aromática, líquida y casi transparente en el momento en
que por incisión se obtiene de ciertos árboles, pero que va
espesándose y tomando color a medida que, por la acción
atmosférica, los aceites esenciales que contiene se cambian en
resina y en ácido benzoico y cinámico. Nombre genérico que se
aplica a gran número de plantas y árboles americanos,
pertenecientes a diferentes familias, que proporcionan sustancias
balsámicas de propiedades medicinales. Medicamento compuesto de
sustancias comúnmente aromáticas, que se aplica como remedio en las
heridas, llagas y otras enfermedades.
Baños de
asiento: Son idóneos para tonificar, relajar y oxigenar el
organismo. Consiste en sumergirse en un recipiente adecuado o una
bañera de tal manera que las partes genitales y los riñones queden
sumergidos bajo el agua preparada con plantas medicinales. La
preparación del baño de asiento es igual que en el caso de los
maniluvios y pediluvios, con la diferencia de que en cada baño se
usa un litro de líquido de líquido concentrado. Las duchas
vaginales son muy similares a los baños de asiento, y se preparan
del mismo modo, aunque se aplican únicamente en la vagina. Deben
adiministrarse a 37 grados, y en preparados no muy concentrados, ya
que la absorción es muy rápida e intensa.
Baños de vapor:
Este sistema se utiliza normalmente para tratar enfermedades del
sistema respiratorio. Pueden ser generales, es decir, que incluyen
todo el cuerpo, o pueden estar localizados, como en el pecho, la
cabeza o la espalda. Para prepararlos, se ponen a hervir cinco litros
de agua. Después de apagar el fuego, se añade la cantidad indicada
de planta para cada caso, se remueve y se utiliza una toalla para
impedir que el vapor se escape y poder concentrarlo en el lugar del
cuerpo deseado.
Bizma: Raíz dhe- (poner, arreglar), palabra de origen griego que significa "poner". En el s.XIII se decía bitma. Es un emplasto para confortar, compuesto de estopa, aguardiente, incienso, mirra y otros ingredientes.
Bizma: Raíz dhe- (poner, arreglar), palabra de origen griego que significa "poner". En el s.XIII se decía bitma. Es un emplasto para confortar, compuesto de estopa, aguardiente, incienso, mirra y otros ingredientes.
Cataplasmas:
La planta se aplicará directamente sobre la piel en grandes
emplastos, o bien se introducirá previamente en una bolsa de tela
fina. La temperatura de los cataplasmas no debe ser muy alta, ya que
a partir de los 50 grados, la mayoría de las propiedades medicinales
se pierden. Las aplicaciones nunca durarán más de cinco minutos,
aunque si es preciso, se aplicarán cataplasmas sucesivos. Este
preparado se utiliza fundamentalmente para combatir dolores
reumáticos o de otro tipo, para tratar abcesos y supuraciones, así
como inflamaciones en cualquier lugar del cuerpo. En los catarros y
enfermedades de las vías respiratorias, son muy efectivos aplicados
sobre el pecho.
Colirios:
Son infusiones muy ligeras que se utilizan para baños oculares. En
el momento de su aplicación, deben estar tibios.
Compresas:
Consiste en impregnar un trozo de tela o algodón en un preparado
líquido, como una infusión, una decocción o una tintura, y
aplicarlo directamente sobre la zona a tratar. El tiempo de
aplicación oscilará entre cinco y diez minutos. El apósito es una
compresa preparada con un líquido menos concentrado, de modo que se
deja actuar lentamente, hasta un máximo de 12 horas.
Confección: Tomado del latín confectio-onis "composición, preparación", derivado de conficere "componer", y éste de facere "hacer". En el s.XIII se decía confasión. De modo general es la acción de preparar o hacer determinadas cosas, como bebidas, medicamentos, venenos, perfumes, etc., generalmente por mezcla o combinación de otras. También suele llamarse así a un medicamento de consistencia blanda, compuesto de varias sustancias pulverizadas, casi siempre de naturaleza vegetal, con cierta cantidad de jarabe o miel.
La magia de las "confecciones" (así llamada en la Edad Media) estaba íntimamente relacionada con la hechicería (ambas palabras vienen de facere "hacer") y la mezcla de diversas sustancias para realizar hechizos.
Confección: Tomado del latín confectio-onis "composición, preparación", derivado de conficere "componer", y éste de facere "hacer". En el s.XIII se decía confasión. De modo general es la acción de preparar o hacer determinadas cosas, como bebidas, medicamentos, venenos, perfumes, etc., generalmente por mezcla o combinación de otras. También suele llamarse así a un medicamento de consistencia blanda, compuesto de varias sustancias pulverizadas, casi siempre de naturaleza vegetal, con cierta cantidad de jarabe o miel.
La magia de las "confecciones" (así llamada en la Edad Media) estaba íntimamente relacionada con la hechicería (ambas palabras vienen de facere "hacer") y la mezcla de diversas sustancias para realizar hechizos.
Decocciones:
Aquí entran las partes más duras de las plantas medicinales como
son las semillas, frutos, raíces, cortezas, etc. Suelen hervir entre
uno y 20 minutos. Al ser partes más duras la infusión se hace
ineficaz para extraer los principios activos, mientras que la cocción
prolongada si llega a extraer estos principios. La decocción puede
utilizarse tanto por vía interna como para preparar maniluvios y
pediluvios, cataplasmas, baños de asiento, etc.
Extractos:
Se trata de sustancias muy concentradas, obtenidas mediante
maceración en determinados líquidos, como agua, alcohol o éter. Se
suelen aplicar en gotas o mediante mezclas divesas, y pueden tener
consistencias líquidas, densas, fluidas o secas. Los extractos
líquidos, como los del tomillo, son ligeramente espesos, parecidos a
los de un almíbar. Los extractos fluidos, como los del helecho
macho, tienen consistencia similar al de la miel fresca. El extracto
denso, como el de la belladona, contiene un máximo del 20 por ciento
de agua, mientras que el 80 por ciento es materia seca. El extracto
seco, como el del ruibarbo, tiene solamente un cinco por ciento de
agua, por lo que puede ser convertido fácilmente en polvo.
Filtro: DRAE
1780: Hechizo amoroso. Del griego phíltron, derivado
de phileo "yo amo".
Gargarismos y
enjuagues: Son preparaciones líquidas con plantas y agua en
forma de infusión o decocción, que se utilizan para producir
efectos terapéuticos y medicinales sobre las mucosas que recubren el
fondo de la boca, las amígdalas y la garganta. Para que su eficacia
sea óptima, tienen que estar muy calientes.
Infusiones:
En una infusión, las plantas sólo se deben escaldar con agua
hirviendo. Por lo general se realizan infusiones con plantas muy
aromáticas, las cuales poseen unos principios activos muy
vulnerables a altas temperaturas, como por ejemplo la hierbaluisa, la
menta, hierbabuena, romero, mejorana, salvia o manzanilla. La
infusión es una manera de preparar muchas recetas beneficiosas para
la salud. Por medio de ella conseguimos extraer muchos principios
activos de las plantas medicinales aportando una serie de elementos
vitales para el organismo, tales como los flavonoides, aceites,
taninos, vitaminas y minerales.
Jarabes: Se
trata de líquidos muy concentrados elaborados a partir de extractos,
azúcar y agua. Los jarabes galénicos son adecuados en medicina
infantil, sobre todo como expectorante y para combatir la tos. Los
más comunes son los jarabes de malvisco, llantén o tomillo.
Jugo fresco:
Consiste en extraer de frutas, hortalizas y plantas medicinales sus
jugos frescos, aprovechando de esta manera todas sus vitaminas y
principios vitales. Por ello, se utilizarán únicamente plantas
recién recolectadas. Para una elaboración ideal del jugo, se
utilizará un mortero, y después se prensará el picadillo obtenido
a través de un lienzo fino. Hay que señalar que el jugo es de
utilización inmediata, y que no se puede conservar, ya que perdería
sus propiedades.
Lavativas o
enemas: Se realizan introduciendo por el ano, mediante aparatos
específicos como las peras, diversos preparativos medicinales. La
absorción es muy rápida y directa, por lo que se utilizarán
preparados poco concentrados en los cuales estemos seguros de que no
hay ningún elemento tóxico. Las lavativas deben administrarse
siempre a la temperatura de 37 ó 40 grados como máximo. La dosis
normal es de una lavatia al día.
Linimento: Raíz lei- "viscoso, pegajoso". Del latín lino "untar". Preparación menos espesa que el ungüento, en la cual entran como base aceites o bálsamos, y se aplica exteriormente en fricciones.
El DRAE 1734 da otra definición:
Cierto género de composición media entre aceite y ungüento, en la cual entran ordinariamente enxundias o manteca.
Linimento: Raíz lei- "viscoso, pegajoso". Del latín lino "untar". Preparación menos espesa que el ungüento, en la cual entran como base aceites o bálsamos, y se aplica exteriormente en fricciones.
El DRAE 1734 da otra definición:
Cierto género de composición media entre aceite y ungüento, en la cual entran ordinariamente enxundias o manteca.
Loción: Se
utiliza como preparado líquido, una decocción, una infusión o una
maceración, para extenderla sobre la zona a tratar, y a
continuación, dar un masaje sobre esa región. Cuando el masaje es
rápido y enérgico, se habla de fricciones.
Maceraciones:
Hay dos tipos de maceraciones. La primera de ellas se realiza en
frio. Se ponen las plantas en agua y se dejan durante un promedio
entre seis y 12 horas, nunca más tiempo, ya que el agua de la
maceración puede resultar un excelente caldo de cultivo para todo
tipo de hongos y bacterias. Para realizar una maceración en
caliente, se pone el agua a hervir, y después de apagar el fuego, se
echan las plantas indicadas. Se remueve y se deja reposar entre seis
y 12 horas. Se cuela. Las maceraciones prolongadas en frío tienen la
gran particularidad de no destruir los principios activos de las
plantas que son sensibles al calor.
Un tipo específico
de maceración son los vinos y licores medicinales, que tienen la
ventaja de que el alcohol actúa como conservante de sus principios
activos, por lo cual duran más tiempo. Por otro lado, la maceración
puede ser más prolongada, ya que la mayoría de las bacterias y
hongos no pueden vivir en un medio alcohólico. A pesar de todo,
cuando los licores medicinales impliquen una maceración muy larga,
se debe tener la precaución de utilizar plantas secas.
Maniluvios y
pediluvios: Los maniluvios y pediluvios se basan en el principio
de la absorción por ósmosis: las sustancias que necesita el
organismo penetran a través de la piel para llegar al torrente
sanguíneo, que las transporta a los lugares donde se las necesita.
Son especialmente efectivos en dolencias reumáticas, neurálgicas,
circulación deficiente, artritis, artrosis y afecciones renales.
Para preparar los
maniluvios y los pediluvios, se pondrá a calentar un litro de agua
con cinco cucharadas soperas de la mezcla de las hierbas indicadas y
las plantas frescas señaladas. Se hierve tres minutos a fuego lento
y tapado, se apaga y se deja reposar durante 15 minutos. Después de
colarlo, se guarda el resultado en una botella hermética en frio.
Este es el preparado o concentrado que utilizaremos en los maniluvios
y pediluvios. Los pediluvios se realizan en ayunas. Se ponen dos
litros de agua a hervir durante cinco minutos a fuego lento, se apaga
y se deja reposar durante cinco minutos. Se le añade un cuarto de
litro del preparado anterior, se remueve y se vierte en un recipiente
donde se puedan introducir los pies. Antes de que el agua se enfríe,
se introducen los pies durante aproximadamente diez minutos. Lo ideal
es acabar con un chorro de agua fria. Los maniluvios deben realizarse
también en ayunas. El proceso de elaboración es exactamente igual
que en el caso de los pediluvios, con la diferencia de que serán las
manos las que permanezcan diez minutos sumergidas.
Mejunje: Del árabe mamzuj "mezclado". Se conoce como mejunje o menjurje al cosmético o medicamento formado por la mezcla de varios ingredientes.
Mejunje: Del árabe mamzuj "mezclado". Se conoce como mejunje o menjurje al cosmético o medicamento formado por la mezcla de varios ingredientes.
Píldoras:
Son preparados destinados a ser administrados por vía bucal. Se
suele utilizar una mezcla de la sustancia activa principal y otros
productos auxiliares. Conseguir la adecuada solidez de las pildoras
requiere un proceso laborioso, ya que deben dosificarse en
pildoreros, eliminar la humedad sobrante y aplicarles una serie de
productos superficiales para evitar que se adhieran entre sí.
Sustancias laxantes, hierro y arsénico eran los productos que se
empleaban en píldoras con más frecuencia.
Polvos: Son
una de las formas más típicas de presentación de las plantas
medicinales, quizá por su facilidad de preparación y la mejor
absorción por el organismo cuando se usan internamente, aunque
también se utilizan externamente en algunos casos. Es en forma de
polvo como se encuentran la mayor parte de las plantas en los
herbolarios. Se trata de reducir las sustancias secas a fragmentos
ínfimos.
Preparado:
Dícese de la droga o medicamento preparado.
Tinturas:
Como su nombre indica, se trata de productos líquidos de variadas
coloraciones, según el producto empleado en su elaboración. Se
suelen aplicar en gotas o cucharadas, tanto por vía oral como
externamente (ejemplo del tratamiento de encías o gargarismos). Para
prepararlas, se machan las plantas en alcohol de 90 grados, se deja
macerar durante dos días en un recipiente hermético lejos de la luz
del sol y se filtra a través de un lienzo fino. La tintura es muy
activa, de modo que debe reservarse para casos muy graves.
Ungüento: Procedente del latín unctare derivado del latín ungere "untar", "ungir". Todo aquello que sirve para ungir o untar.
Ungüento: Procedente del latín unctare derivado del latín ungere "untar", "ungir". Todo aquello que sirve para ungir o untar.
A modo de curiosidad les dejo con el
recetario de una venéfica hurdana dedicada a curar.
-Tomillo salsero: Su agua para el dolor
fuerte de barriga
-Ortiga: restregarse con ellas en las
partes donde duele el reúma.
-Mazaroca: Su caldo se cuece y se toma
para los que tengan orines.
-Zarrapastrones y jormigosas: para
ponerlas sobre las quemaduras fuertes.
-Viloria: su tónico es bueno para el
corazón y para taponar heridas.
-Malva: sus hojas cocidas se colocan
subre pústulas y granos para que sanen.
-Calabazas: sus pipas cocidas en agua
se toman para echar lombrices de tripas.
-Ceborrincha: planta que se aplica para
quitar almorranas.
-Tomillo burrero: su jugo en ayunas
disminuye los ardores del estómago.
-Orégano: con su agua cocida se hacen
gárgaras para quienes tengan anginas o paperas.
-Hoja del castaño: seca y mezclada con
cáscaras de naranja y limón sirve para combatir las congestiones
fuertes.
-Ajo: se machacan para hacer
cataplasmas y aplicarlos en los callos de los pies.
-Altramuz: con su agua se evitan la
caída del pelo.
-Habas: se colocan recién cogidas
sobre una herida sangrante y la taponan.
-Jiel de la tierra: su cocedura sirve
para combatir las fiebres muy altas.
-Sanguinaria: hervida se toma con agua
abundante y es buena para la circulación.
-Sietesangrías: se
cuece en un puchero y se toma con todas las raíces. Sirve para la
tensión y para los problemas de circulación de la sangre.
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