Dentro del mundo
religioso y milagroso se encuentra una raíz indoeuropea de sumo
interés: werg- (hacer). Con sufijo werg-o toma el significado de
"obra" y es aquí donde se incluyen palabras como energía,
energúmeno, cirugía "obra de la mano", demiurgo "obra
del pueblo", teurgia "obra divina" o taumaturgia "obra
admirable".
Si bien la raíz tiene mismo signicado que
hechicería (latín facio "hacer"), los textos
históricos las diferencian: la
teurgia/taumaturgia/demiurgia para lo religioso y la
hechicería para la magia común.
En primer lugar
debemos dejar claro que tanto el hechizo como la obra requieren cierto esfuerzo físico y espiritual para llevarlo a cabo, ¿puede hacerse
algo sin un gasto de energía? El hechicero que prepara una figura
para realizar un maleficio debe usar sus habilidades manuales e
intelectuales para llevarlo a cabo. Del mismo modo el sacerdote que
consagra un templo está realizando una tarea espritiual que conlleva
la parafernalia de un rito establecido.
La fuerza interna
necesaria para potenciar la magia la llamaban los griegos dýnamis
(poder, fuerza) y los latinos numen, no en balde la raíz de
magia es magh- (tener poder). Por ello en sí mismo el mago es aquel
que posee dýnamis, sin la cual la magia no puede funcionar. En el
Nuevo Testamento se afirma varias veces que Jesús hacía uso de su dýnamis para curaciones y exorcismos. ¿Era Jesús un mago?
Propiamente sí, aunque siempre con nobles intenciones. Nunca fue
calificado de "mago" en los documentos históricos porque
esa palabra tenía una connotación negativa en el mundo griego y
judío. Es otro ejemplo más de manipulación de vocablos por
intereses religiosos o políticos.
Es más cada cosa
tiene su dýnamis, capacidad o potencia peculiar que se
manifiesta cuando se pone en acción (enérgeia). Los dioses
también tienen dýnamis. Por medio del contactus se
transfería fuerza benéfica, por el contagius se transmitía
fuerza maléfica. El contagio puede ser inquinans, si la
dýnamis es maligna y mancillante; enervans, si produce
la pérdida de la propia fuerza y su traspaso a quien ha entrado con
él en contacto; y usurpans, cuando un portador de fuerza la
pierde al ponerse en contacto con un portador de otra más poderosa y
hostil a la suya.
El dýnamis
se emplea en el Nuevo Testamento para referirse al poder curativo de
Jesús manifestado en exorcismos o curaciones. Sin embargo no aparece
en los relatos de resurrección ni en los milagros de naturaleza. En
su lugar aparece ta erga (obras). El término thaumaste
(admirarse) aparece en las curaciones de ciegos y cojos, indicando
una actuación sorprendente de Dios. Miraculum (de admirarse)
es la traducción exacta del griego thaûma (admirarse). La
facultad de operar milagros no era de la exclusiva competencia de los
dioses, la compartían también algunos individuos dotados de una
dýnamis especial.
Suele tomarse
taumaturgia como sinónimo de milagro, pero éste no conlleva obra
alguna de por sí a pesar de ser asombroso. Los teólogos de la
Iglesia conocían esta sutil diferencia y declaraban que los magos
también pueden hacer milagros, de hecho cualquier uso de la magia
puede ser asombroso para aquellos que no estaban familiarizados con
ella. Para realizar obras el individuo requiere un carisma
(propiamente "don, gracia") recibido de la divinidad/es o el mismo Creador.
Queda claro que muy pocos son los afortunados con tal capacidad, los
griegos los llamaban thieos anier (hombre divino) o
taumaturgos. Eran hombres especiales (santos) destinados a cambiar la
mentalidad de la humanidad que les rodeaba.
En lo que respecta
a la teurgia (obra divina) era practicada normalmente por sacerdotes
politeístas y consistía en la consagración de objetos o áreas así
como en la magia ritual y adivinatoria asociada siempre a las
divinidades. Pocos eran los sacerdotes capaces de ser teurgos, por lo
que parece obvio que requerirían un carisma especial. En el
monoteísmo judío Yavé exige casi desde el principio de su
manifestación a Israel lo contrario de lo que postula la magia
común: la obediencia absoluta y el sometimiento del hombre a la
divinidad.
La versión pagana de Jesús fue Apolonio de Tiana, el cual practicaba la taumaturgia y la teurgia por ser politeísta, pero nunca la demiurgia. Por extensión fue mago, teurgo y taumaturgo. Como conclusión recalcar que al no requerir de dýnamis la obra no es magia de por sí, sin embargo a menudo los taumaturgos eran también magos.
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