Satanás o Satán viene del latín
Satāna, y éste a su vez del arameo הַשָּׂטָן,
ha-shatán, "adversario, enemigo, acusador". El sentido primario, de la raíz שטן (štn,
"impedir, hostigar, oponerse"), sería simplemente el de
"enemigo". El término shatán también entra en la
vida jurídica israelita, y alcanza el sentido de "acusador
delante del tribunal" (Salmos 109:6 ) (Zacarías 3:1) y el
término shitna, derivado de la misma raíz, es la
"acusación". En lengua árabe se le llama shaytán,
que también significa "serpiente". Iblīs (en árabe, إبليس)
en el islam, es el nombre de un genio maligno que se negó a
inclinarse ante Adam y se apartó de Alá. La palabra Iblis deriva de
la raíz árabe balasa بَلَسَ,
que significa "el desesperado"; de ese modo, el significado
linguístico de Iblis sería "el/lo que causa desesperación".
El personaje es más conocido, sin embargo, como Shaytán
(شيْطان). Con este último nombre
aparece citado 87 veces en el Corán, mientras que el nombre de Iblís
se cita únicamente nueve veces. Se le llama también al-waswās
(الوَسْوَاس), esto es, "el
murmurador", porque inocula con sus murmuraciones la tentacion
en el corazón de la gente, al-jannās (الخَنَّاس),
"el esquivo" y al-rayīm, "el lapidado"
(الرجيم).
Según las enseñanzas islámicas
básicas, Alá creó al menos tres razas inteligentes, los ángeles,
los genios y los seres humanos. Las dos últimas tienen la libertad
de elegir entre Alá y Shaytán. De acuerdo al Corán, Shaitán o
Iblis era un genio y un fiel sirviente de Alá. Sin embargo, de
acuerdo a otras fuentes, fue un ángel desobediente, en realidad, un
genio de tan alto estatus que alcanzó la misma categoría de los
ángeles. Pero Alá conocía sus intenciones y de ahí el nombre de
Iblis (el que causa desesperación). Los ángeles no tienen la
libertad de desobedecer a Alá. Un día, éste dijo a sus creaciones
que uno de ellos se volvería contra él. Los ángeles corrieron a
Iblis, sabiendo que Alá escuchaba sus súplicas. Iblis rogó
entonces a Alá que no dejara que ninguno de los ángeles se volviera
contra él, pero no se incluyó en la súplica, ya que se consideraba
a salvo. Pero cuando Alá creó a Adán, todos los ángeles se
postraron ante él, excepto Iblis, que rehusó obedecer.
Iblis se consideraba superior a Adán,
que fue creado del barro, mientras que él fue creado del "fuego
sin humo". Por este acto de desobediencia, Alá lo condenó al
infierno por toda la eternidad, pero le dio tiempo hasta el día del
Juicio Final. Durante ese tiempo, trataría de corromper a los seres
humanos como una forma de venganza. Por rehusar obedecer a Alá, fue
expulsado del paraíso y a partir de entonces fue llamado Shaitán.
En la teología islámica, Shaitán y sus subalternos son
considerados los susurradores, que susurran en los corazones de
hombres y mujeres, urgiéndoles a cometer pecado.
Su historia se narra en el libro del
Génesis, desde el versículo 26 del capítulo 1 hasta el versículo
2 del capítulo 5 (Génesis 1:27–5:2), la primera parte, hasta el
versículo 5 del capítulo 5 (Génesis 1:26-5:5), trata de Adán y
cuenta como este fue creado del polvo mediante la alfarería a imagen
y semejanza del creador, dándole vida el Creador (Demiurgo) mediante
un soplo; el cual le provee al Espíritu Santo, que pasa a morar en
él.
El Demiurgo puso a Adán y Eva en el
Jardín del Edén (Génesis 2:15), el paraíso, y para probar su
fidelidad y obediencia les dio el mandato de comer de todos los
árboles del huerto, excepto uno, llamado árbol de la ciencia del
bien y del mal (mas no les prohibió comer del árbol de la vida)
indicándole a Adán y Eva que si comían los frutos de él, iban a
morir (Génesis 2:16-17). La serpiente (Satanás) se aprovechó de
esta única regla, y así tentó y engañó a Eva; la cual comió del
fruto prohibido. Eva viendo que era "bueno para comer, y que era
agradable a los ojos, y realmente un árbol codiciable para alcanzar
la sabiduría", le dio también a comer a su marido (Génesis
3:6). El Creador dijo: "El ser humano ha llegado a ser como uno
de nosotros, pues tiene conocimiento del bien y del mal. No vaya a
ser que extienda su mano y también tome del fruto del árbol de la
vida, lo coma y viva para siempre." (Génesis 3:22). Esta falta
de obediencia les acarreó la expulsión del Paraíso (Génesis
3:24). Expulsión en la que el Creador les castigó con la muerte, el
dolor, la vergüenza y el trabajo "Con el sudor de tu rostro
comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste
tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás" (Génesis 3:19) o
"parirás a tus hijos con dolor" (Génesis 3:16). Estos
hechos son conocidos como el Pecado original.
Otra famosa serpiente, Nidhogg, encarna
las fuerzas malignas del universo y se representa royendo
continuamente el árbol de la vida. La serpiente fue también símbolo
de fertilidad, de las aguas, de eternidad (cuando se muerde la cola),
de la medicina (Caduceo), del mal, la sabiduría, esencia de la vida,
etc. Es de notar que Satanás tienen el epíteto de serpiente o
dragón en la Biblia, de hecho "dragón" tiene como raíz
etimológica drek- (ver), que en griego tiene el significado de
dragón o serpiente. Satanás es el enemigo natural del hombre, del
mismo modo que el lobo lo es de la oveja. Para seguir sus pasos
debemos acudir a algunos mitos antiguos e investigar los diferentes
nombres que recibió a lo largo de los milenios. Desenmascararlo no
será fácil (no en vano uno de sus epítetos fue "el esquivo"),
sin embargo adelanto que no se escapará. En primer lugar debe
descartarse la tradicional similitud entre el Diablo y Satanás,
palabras que no tienen nada que ver una con otra. Algunos estudiosos apuntan que probablemente "Satán" sea palabra derivada de "Set", el dios egipcio, que en la época tolomaica tenía un carácter marcádamente negativo.
Tifón contra Zeus: También
llamado Tifeo o Tifoeo, Tifón es un monstruo hijo de Gea y Tártaro.
Pertenece al linaje de las divinidades primordiales nacidas de la
Tierra, fuerzas monstruosas contra las que Zeus tuvo que enfrentarse
para establecer definitivamente el orden olímpico. Gea engendró a
éste último para vengar la derrota de Crono, los titanes y los
gigantes. Tifón es un ser gigantesco y aterrador. Su cabeza rozaba
las estrellas y con sus brazos extendidos, cuyos dedos remataban
cabezas de dragones, podía a la vez tocar Oriente y Occidente. Sus
ojos lanzaban llamas y horribles víboras ceñían la parte inferior
de su cuerpo alado.
Cuenta Hesíodo que Tifón atacó a los
dioses y fue fulminado por el rayo de Zeus. Otra tradición evoca, en
cambio, una lucha mucho más larga durante la cual los dioses,
aterrorizados por el monstruo, tuvieron que huir hasta Egipto, donde
se escondieron adoptando formas de animales. Solo Zeus osó
enfrentarse con él, pero durante un terrible cuerpo a cuerpo el
monstruo pudo apoderarse de la hoz con la que Zeus iba armado y le
cortó los tendones de brazos y piernas. Después de reducirlo a la
impotencia, Tifón lo encerró en una caverna de Cilicia, y escondió
los tendones del dios en un saco de piel de oso que confió a la
vigilancia de una dragona, Delfina.
Hermes, ayudado por Pan, logró
apoderarse del saco y volvió a colocar los tendones a Zeus. El señor
de los dioses recuperó su fuerza y se lanzó de nuevo a la lucha
utilizando varias veces el rayo. Tifón, herido, huyó hasta Sicilia,
pero Zeus consiguió finalmente aplastarlo arrojándole encima el
monte Etna, de donde a veces salen todavía las llamas y los rugidos
del monstruo prisionero. De Tifón y Equidna, la víbora, nacieron
diversos monstruos, entre ellos Cerbero, la Quimera y la hidra de
Lerna.
Yam contra Baal: Un importante
mito ugarítico cuenta el ataque de Baal y el destronamiento de El.
Baal ataca desprevenidamente a El, que se encontraba en su palacio
del monte Sapan, y logra herirle. El mito parece aludir a la
castración de El, que se encuentra en otras mitologías como la
griega y la hurrito-hitita (Anu). Esta castración explicaría
satisfactoriamente el hecho de que el dios El perdiera la soberanía,
puess en el Oriente antiguo los monarcas no podían estar castrados.
Depués de verse privado de la soberanía, El se refugió en las
profundidades de los abismos. El padre de los hombres y de los dioses
pidió socorro a los dioses, Yam acude en su auxilio y le ofrece
bebida fuerte. El le nombra sucesor suyo, le promete un palacio
(templo) y le anima a derrotar a Baal. Se entabla un combate entre
éste último y Yam, quien al parecer obtiene la victoria y con ella
la soberanía. El y la mayor parte de los dioses se encuentran
reunidos en una montaña. Yam exige la rendición de Baal, quien le
había insultado y había asustado a los dioses. El recibió a los
mensajeros de Yam y declaró que Baal debe pagar un tributo a Yam,
pues es su esclavo, y podían dominarlo con facilidad. Baal se
prepara para enfrentarse a Yam, con el auxilio de Anat.
En otra versión, Yam desterró a Baal,
pero fue vencido por Anat. Kosharawa-Hasis, el herrero divino,
prepara a Baal dos garrotes mágicos, que se disparan como flechas.
Con uno Baal toca el hombro de Yam y con el otro le golpea la frente,
cae a tierra y es muerto por Baal. Ashart le suplica que le
descuartice y disperse sus miembros. Los antiguos griegos
identificaron a El con Cronos, a Baal con Zeus y Yam con Poseidón.
Yam es el hijo amado de El y como tal
recibe sacrificios. Es al mismo tiempo dios y un monstruo acuático,
un dragón con siete cabezas. Es el principio y la manifestación de
las aguas subterráneas. El triunfo de Baal simboliza la victoria de
la lluvia sobre el mar. La lluvia fecundadora sustituye al mar
estéril. Con este triunfo sobre el monstruo acuático, Baal
justifica su soberanía. El mito alude a la venganza de un dios joven
contra el usurpador, que ha castrado a su padre. Estos combates se
pueden repetir muchas veces, por eso Yam reaparece en otros textos.
Algunos autores han señalado con
respecto a Yam en el ciclo de Baal, que una posible vocalización es
Yaw, cuya etimología podría tener relación con Yavé
(YHWH), el dios hebreo del Antiguo Testamento. Esta tesis puede ser
apoyada por un enfrentamiento existente entre los sacerdotes de Yavé,
liderados por Elías, y los de Baal en el Monte Carmelo (Reyes 1,
18). Asimismo son muchas las condenas en la Biblia hacia Baal y su
identificación con el mal.
Apofis contra Ra: Apofis es la
serpiente que encarna a las fuerzas del caos en Egipto. Enemigo
eterno de Ra, la inmensa serpiente cósmica que conocemos con el
nombre de Apofis -Aopep en los textos egipcios a partir del Primer
período intermedio- representa a las fuerzas del caos que existían
antes de la creación, y que rechazadas ante los límites del mundo
en el momento de ésta, amenazan de forma perpetua la obra del
Creador.
Es lo que nos cuenta, a su modo, un
texto del templo de Esna, que explica el nacimiento de Apofis y el
motivo de su rebelión mediante un juego de palabras entre su nombre
y uno de los verbos que significa escupir: en el primer momento de la
creación, "los dioses anteriores" que acababan de nacer
"de la saliva" del joven sol "rechazaron un
escupitajo" de éste, que "se transformó en una serpiente
de 120 codos que fue llamada Apofis. Su corazón concibió la
rebelión contra Ra, con sus socios salidos de su ojo".
Pero este texto tardío es único. De
hecho, Apofis y sus comparsas pertenecen a lo increado y, por ese
motivo, solo se les puede neutralizar durante un cierto tiempo, pues
es imposible destruirlos definitivamente. Todas las tardes, cuando el
sol desaparece y el mundo vuelve a encontrarse durante las doce horas
de la noche en las tinieblas ya conocidas del caos original, el
incesante combate entre el astro divino y el gigantesco reptil se
reanuda hasta que la luz triunfa de nuevo al amanecer.
Por más que se esforzaban era
imposible matar a Apofis. El arsenal puesto en práctica a todos los
niveles para intentar conseguirlo es impresionante. El Libro de
Apofis del papiro Bremmer-Rhind, que revela 29 nombres o epítetos
bajo los cuales se escondía la maléfica serpiente, conserva un
conjunto de fórmulas mágicas destinadas a "abatir" o a
"rechazar" al ofidio. Era necesario pronunciarlas en el
momento oportuno, por ejemplo echando al fuego una figurita de cera
con su nombre escrito con tinta verde o haciendo lo mismo con figuras
compuestas dibujadas en una hoja de papiro nuevo; pero también
escupiéndole, poniéndole obstáculos o pisoteando su imagen con el
pie izquierdo.
Si el propio Ra se defiende de los
ataques de su adversario, llegando al punto de transformarse "en
un icneumón de 46 codos" para tener un tamaño adecuado para
poder luchar con el reptil gigante o de adoptar el aspecto del gato
de Heliópolis con el fin de cortarle la cabeza justo antes del alba,
es tarea de Seth, el único que puede sostenerle la mirada sin quedar
hipnotizado, como sucede con el resto de la tripulación de la barca
solar, hacer que Apofis no pueda impedir el avance de ésta: de pie
en la proa de la nave, le atraviesa el cuerpo con un golpe de lanza,
igual que hace el rey en una escena ritual representada a menudo en
las paredes de los templos grecorromanos.
Un papiro del museo de Brooklyn
conserva los elementos básicos del manual de un "conjurador de
Selqet", es decir, un conjunto de fórmulas mágico-médicas
destinadas a curar las mordeduras de serpientes y escorpiones. Antes
de los antídotos, el texto describía más de cuarenta reptiles más
o menos venenosos para permitir el médico-mago identificar
correctamente al responsable de la mordedura y elegir el remedio
adecuado. Entre las descripciones aparece la de un reptil de veneno
mortal que los egipcios tenían por enemigo de Ra, posiblemente
porque tenía el color rojo de "aquello que es adverso". En
el papiro se puede leer, en efecto: "En cuanto a la gran
serpiente Apofis, es roja en su totalidad; su vientre es blanco;
tiene cuatro colmillos en la boca".
No encontramos detalles de experto en
ofidios en la iconografía de Apofis, que en cuanto al color no se
distingue en nada de los numerosos reptiles, benéficos o maléficos,
que pueblan el mundo de los dioses: en la mayoría de las ocasiones
tienen el lomo negro, el vientre blanco y el resto del cuerpo bien de
color ocre amarillo, bien azul, dos colores que podían aparecer en
degradado o marcados con escamas negras. Además de su nombre y el
tamaño desmesurado de su cuerpo, que puede formar numerosos bucles
ingeniosamente dispuestos, se reconoce a Apofis por las situaciones,
cuando menos poco confortables, en las que aparece representada: en
la séptima hora del Libro de Amduat, sujeto con una correa
por Selqet y con seis cuchillos clavados en el cuerpo; en la
duodécima hora del Libro de las puertas, encadenada con
fuerza a cinco piquetas por los hijos de Horus; en la viñeta 17 del
Libro de los muertos, decapitada por el gato de Heliópolis,
que para hacerlo le sujeta la cabeza contra el suelo con una pata, al
pie del árbol ished; y en una célebre escena del templo de
Hibis, en Kharga, pisoteado por un Seth alado e hieracocéfalo que le
atraviesa el cuerpo con su lanza.
Jörmungandr contra Thor:
Jörmundgander o Jörmungandr, también llamada la "Serpiente de
Midgard" (Miðgarðsormr en nórdico antiguo,
Midgårdsormen en sueco y danés moderno), es una gigantesca
serpiente que ronda Midgard (o Midgård) hasta el día del Ragnarök.
Es un monstruo masculino. Tiene al dios Loki como padre y a la
giganta Angrboda como madre, y cuando los Æsir se enteraron de este
ser maligno engendrado por tan terribles padres, y vieron con su don
de la adivinación las cosas terribles que haría, decidieron
encargarse del monstruo. Odín lo lanzó al mar que rodea Midgard,
donde quedará atrapado hasta el Ragnarök, el día de la destrucción
total. Jormundgander creció tanto que mordiéndose la cola podría
abrazar toda la tierra. Se le conoce también por ello en los idiomas
escandinavos como "jordens band", esto es, "cinta del
mundo". El nombre aparace con varias grafías alternativas en la
literatura nórdica: Jormagund, Jormugand, Jormangund, Jormungandr,
Jǫrmungandr, y Jörmungandr. La variaciones dependen de los
criterios utilizados para interpretar las vocales en las runas, así
como el deseo de utilizar la ortografía de los lenguajes nórdicos
modernos.
La etimología del nombre en nórdico
antiguo es la siguiente: (1) jörmun (relacionada al sajón antiguo
"Irmin", proto-germánico *ermunaz) que significa "grande,
exaltado, enorme, importante". Esta raíz se encuentra en
numerosos nombres propios (p.ej., Ermengarde, Arminius); (2) gandr o
ganðr (relacionada al inglés "wand", bastón o vara
flexible, y a "to wind", torcer o doblar, proto-germánico
*gandaz or *wandaz) es un nombre poético masculino que describe un
objeto mágicamente poderoso o un ser imbuido con ese poder. El
objeto normalmente asociado a gandr es pues una vara. Es el nombre
usado a veces para describir el bastón o lanza de Odín; la raíz
forma la primera parte de nombres propios conocidos como Gandalv,
nombre que Tolkien tomaría prestado para su Gandalf. En
consecuencia, jormungandr significa literalmente "el gran
bastón", en el sentido de un objeto mágico muy grande y
poderoso.
El enemigo de Jörmungander era el dios
Thor. Destacan tres mitos en los cuales se muestran sus
enfrentamientos.
-El reto de Útgarða-Loki: En el
primero, Thor se encuentra a la serpiente, la cual ha sido disfrazada
como un colosal gato por el rey gigante Útgarða-Loki. Como uno de
los trabajos puestos por Útgarða-Loki, Thor debía cargar al gato;
como era incapaz de cargar a una criatura tan monstruosa como
Jörmundgander, se las arreglo para levantarlo lo suficiente para
separar del suelo una de sus cuatro patas. Cuando Jörmundgander es
revelado por Útgarða-Loki, el levantamiento del gato es considerado
como uno de los actos más impresionantes.
-Thor, Hymer y Jörmundgander: Para una
fiesta organizada en la morada de Ægir no había suficiente
hidromiel para todos porque Ægir no poseía una caldera
suficientemente grande para prepararla. Ægir le encomendó a Thor la
tarea de buscar una caldera, pero ni Thor ni nadie la halló, hasta
que Tyr le informó que Hymer el gigante, su padre, poseía una
caldera de una milla de profundidad. Partieron en busca del palacio
de Hymer para pedir prestada la caldera. Al ver llegar a Thor, el
gigante se enfurecio, sin embargo sacrificó tres bueyes para la
cena, de los cuales Thor comió dos enteros, y declaró que al día
siguiente comerían pescado. A la mañana siguiente Hymer y Thor
salieron a pescar, y se aventuraron en mares demasiado profundos,
hasta los dominios de la serpiente de Midgard. Una vez allí, Thor
lanzó su caña de pesca y Jörmundgander la agarró, luchando
frenéticamente contra su adversario. Mientras el dios lanzaba
miradas de odio a la gran serpiente, esta lanzaba mares de veneno.
Hymer, al ver a la gran serpiente de Midgard, se acobardó y cortó
el sedal antes de que el barco naufragara, por lo cual Jörmundgander
pudo escapar. Al volver al palacio del gigante y dar una prueba más
de su fuerza, Thor pudo llevarse la gran caldera.
-Ragnarök: Su último encuentro
ocurrirá con la llegada del Ragnarök ("el destino de los
regentes/dioses"), cuando Jörmundgander se arrastrará fuera
del océano y envenenará los cielos. De sus fauces pululará el
veneno y reptará entre el fuego de los gigantes hasta el lugar donde
se halle Thor para luchar contra su némesis y aquel que tantas veces
la había intentado cazar. Éste la matará y entonces caminará
nueve pasos antes de caer muerto víctima del veneno de la serpiente.
Conclusiones: La batalla entre
Yam y Baal tiene claras similitudes a la librada entre el
mesopotámico Tiamat y Abzu, así como la del dios de la mitología
hitita y hurrita Teshub (o Tarhunt) con la serpiente Illuyanka. En
este aspecto se asemeja a la batalla entre Tiamat, Enlil y el
babilonio Marduk. Yam comparte muchas características con el
greco-romano Ophion (derivado de "ofidio"), la serpiente
que Crono desterró del Monte Olimpo. También la historia es análoga
a la guerra entre la serpiente Vritra y el dios Indra.
A grandes rasgos Satán representa a
las fuerzas más elementales y primitivas de la naturaleza: el agua (de donde
viene la vida), el sexo (que garantiza la reproducción), la brujería (cambio de la forma del ánima o genio) y el
instinto de supervivencia. Estas fuerzas existían mucho
antes de que el hombre apareciese por la tierra. Debemos reconocer que
el hombre no piensa igual que los animales y puede invertir, por
medio de su mente y sus creencias, el contínuo ciclo natural de la
vida terrenal: nacer, reproducirse y morir. Satán -para unos mitos
dios y para otros genio- se convierte en amo cuando el hombre sigue
sus pasiones (como cualquier animal) en lugar de su conciencia. Nadie
en su sano juicio rendiría culto a esta entidad inhumana, sin
embargo Satán lucha por el poder vacante dejado por el Demiurgo, y
por medio de mentiras pretende sustituirlo: es por ello el dios de
los hipócritas, aquellos que pretendiendo o creyendo ser fieles no siguen más
que a sus más bajas pasiones. O bien el dios de los más insensatos, locos e irracionales que se hallan más cercanos a un animal que a un hombre. A nivel evolutivo la derrota de la serpiente representa el paso de una sociedad primitiva e instintiva a otra más civilizada dirigida por la razón: El hombre comienza a darse cuenta que es muy diferente a otras especies animales, es un paso inevitable.
En cuanto a la batalla entre Dios (el
Diablo) con su panteón y Satán por el poder, representa la historia
religiosa de la humanidad. Un Politeísmo que lucha contra el
monoteísmo por ganar influencia social a toda costa, aunque sea a
base de mentiras sobre el Demiurgo. En realidad los gnósticos
llamaban impropiamente "Demiurgo" a Yavé, cuando debieron
haberlo llamado Satán: el enemigo del hombre. Satán está
predestinado a caer en el Juicio Final, cuando el hombre deje de
engañarse por pura conveniencia sobre la realidad del Demiurgo y el
universo donde habita. Los mitos son alegorías que esconden una
realidad cargada de profundos significados filosóficos ocultos al hombre común, aquellos que
los inventaron tenían mentes preclaras. La línea que separaba la teología de la filosofía era inexistente entre los antiguos. El mal no está
en Satán o en los dioses sino en el concepto que tiene el hombre sobre ellos. La serpiente no es mala de por sí , pero puede ser peligrosa si se juega con ella.
La lucha entre el dragón y el caballero es un clásico del enfrentamiento entre la civilización y la barbarie, lo material frente a lo espiritual, y por ende del bien contra el mal. Vencer al eterno "enemigo" (Satán) conlleva adquirir sabiduría, los virtuosos necesitaban librar y vencer esta batalla para conseguir la santidad. La victoria solo se logra con autodisciplina y constancia (y si no que le pregunten a Baal), de lo contrario Satán se convierte en dueño del individuo: la parte pasional dominaría a la racional. La mujer simboliza la fecundidad humana a través de la cual Satán perpetúa su poder, de ahí su íntima relación con la serpiente. Definitivamente el "dios" que las brujas adoraban en los aquelarres era Satán, pues allí vencía lo irracional a lo racional por medio de drogas. Obviamente el hombre se ve afectado por los dioses, que a través de los demonios, tienen como esfera de influencia su destino, mientras que Satán rige la naturaleza primaria en la que vive. Pero no debe olvidarse que todos ellos son dirigidos a su vez por un ser superior llamado Demiurgo. Es al final el hombre el responsable de su libertad a través de la ascesis: evitanto las malas acciones (que empeoran el destino) y refrenando sus bajas pasiones (Satán entonces es vencido). Los sabios y ascetas de todas las culturas tenían razón, por eso el sabio sabe y el necio ignora.
La lucha entre el dragón y el caballero es un clásico del enfrentamiento entre la civilización y la barbarie, lo material frente a lo espiritual, y por ende del bien contra el mal. Vencer al eterno "enemigo" (Satán) conlleva adquirir sabiduría, los virtuosos necesitaban librar y vencer esta batalla para conseguir la santidad. La victoria solo se logra con autodisciplina y constancia (y si no que le pregunten a Baal), de lo contrario Satán se convierte en dueño del individuo: la parte pasional dominaría a la racional. La mujer simboliza la fecundidad humana a través de la cual Satán perpetúa su poder, de ahí su íntima relación con la serpiente. Definitivamente el "dios" que las brujas adoraban en los aquelarres era Satán, pues allí vencía lo irracional a lo racional por medio de drogas. Obviamente el hombre se ve afectado por los dioses, que a través de los demonios, tienen como esfera de influencia su destino, mientras que Satán rige la naturaleza primaria en la que vive. Pero no debe olvidarse que todos ellos son dirigidos a su vez por un ser superior llamado Demiurgo. Es al final el hombre el responsable de su libertad a través de la ascesis: evitanto las malas acciones (que empeoran el destino) y refrenando sus bajas pasiones (Satán entonces es vencido). Los sabios y ascetas de todas las culturas tenían razón, por eso el sabio sabe y el necio ignora.
2 comentarios:
Siempre con un tema interesante y lo mejor cuando pones las distintas versiones de cada religión para comparar.Me encanta tu blog.
Un saludo.
Se comprueba que en todas las partes del globo el ser humano pertenece a la misma raza: Compartimos vida, muerte, ascetismo, creencias, filias y fobias. Solo cambian las palabras que se usan para definir los mismos conceptos, y a veces incluso ni cambian.
Agradezco tu apoyo, me servirá sin duda para seguir adelante con este proyecto. Hay tantas cosas de las que escribir y razonar que me parece que tenemos blog para rato.
Saludos
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